No me gustó nada en absoluto el artículo de la diputada Silvia Tur dedicado a ensalzar o a justificar la ecotasa. Y es lógico, estoy frontalmente en contra de dicha carga, que puede llegara a ser onerosa para una familia de tres o cuatro miembros. Onerosa y por tanto decisiva a la hora de elegir Formentera/Ibiza antes que Canarias o Andalucía, por poner un ejemplo. Al nivel de tarifas de Baleares, el precio sí importa, tanto es así que se han terminado aquellas inolvidables vacaciones de quince días con que se obsequiaban los turistas británicos. Simplemente, no pueden pagarse tantos días. Lo vemos entre los más alocados que vienen a colocarse y a desfasarse hasta caer rendidos cuando ellos adquieren el tícket del avión por tres días (o incluso menos), que suelen pasar despiertos y bailoteando sin cesar gracias al abuso de pastillas.

Han sido ya varios diarios británicos quienes han madrugado y haan avisado: la ecotasa será muy mal recibida. Tiempo tendremos de ir desgranando el tema, porque los políticos que pretenden imponerla no se aclaran entre ellos. Obviamente es el PSOE quien suspira por hacer caja y no creo que se atrevan a volver a las andadas en proyectos urbanísticos de los que salieron escaldados, si es que puede considerarse que ya se han librado. La ecotasa supondría una inyección de liquidez. Ya lo intentó el PSOE (formando parte del Pacto) en 2002 y no ha aprendido la lección, ahora formando sociedad con Podemos y otros grupos socialistoides, nacionalistas y ecologistas. Ellos sabrán, pero uno piensa que este tema acabará por ser la tumba del Pacto 3-2015 si no lo dejan aparcado.

Seguiremos, claro que seguiremos.

Esperemos a ver cómo acaban las tensiones internas: nos enteramos de que tendremos que pagarlo todos, residentes y turistas, a lo cual se opone Jarabo (Podemos). Wait and see, my friend. No me gustó el artículo de Silvia Tur defendiendo la ecotasa, dije al principio. En cambio me ha gustado mucho la propuesta de la diputada por Formentera (grupo Mixto) para exigir la prohibición de excursiones y fiestas a bordo de embarcaciones en todas aquellas zonas que afecten a los espacios naturales. Una gran iniciativa de Silvia, que aplaudo y agradezco, porque todavía no me entra en la cabeza cómo pueden permitirse estas excursiones etílicas en el mar, en barcazas atiborradas.

Por cierto, tomo nota del aumento exponencial de chárters en el mar, o sea, lanchas pirata o yates pirata que hacen servicios al gusto sin pasar por la caja de Hacienda. En la Estación Náutica de San Antonio se calcula que hay más barcos ilegales que legales. Ustedes mismos.

@MarianoPlanells