Es demasiado temprano para tantos muertos. Algo está fallando en el guión. Sí, muchos inmigrados temporeros, una vida de sacrificio y penurias a salto de mata, demasiadas drogas sin control o con controles demasiado laxos y distantes. Conducciones de vehículos bajo estupefacientes o alcohol en abundancia suicida. Bueno. Añadan lo que quieran: violencia de género, impericias varias, puñaladas en serie, asfixia por sobredosis, ahogamientos en alta mar por excesos de bebida, o simplemente accidentes de galos inexpertos que han creído de verdad que el Mediterráneo es este mar color de vino narrado por Homero. Este mar beatífico y apaisado que solo se encrespa a la hora de rodar alguna escena de piratas.

Estamos a mediados de junio, señores, que ni siquiera hemos empezado la temporada de verdad, y el número de muertos en las Pitiusas es inexplicable, esta insoportable levedad del ser y del estar en Ibiza. Muchos muertos y demasiados heridos. Claro que podemos justificarlo, podemos incluso tratar de entenderlo, pero con mis luces no me entra que haya caído tanta gente en un mes amable que da entrada a la vorágine peligrosa del verano caníbal.

Sí, de acuerdo, yo mismo lo he escrito muchas veces: en junio siempre solemos tener algún gran buque embarrancado o algún avión que se va cual carajo a la vela fuera de las pistas, pero son incidentes más que accidentes y yo suelo tomarlos siempre más en un registro de comedia que de tragedia.

Pero esto ha pegado un vuelco. En el año 2015, mes de junio, Ibiza ha sacado su parte de catacumba trágica, siempre tan cerca de la tragedia consumada e irreversible. Salvo un atentado terrorista con decenas de implicados o salvo un ataque de varias galeras de piratas, aquí no se recuerda tal ritmo de sangre vertida. Justo cuando vamos a empezar una temporada incipiente, que asoma con ojos inyectados en sangre y con olor a azufre. El Paraíso te dicen. No les contestes que es el Averno, pero por pura estrategia promocional y para mitigar nuestro propio espanto.

Cuando una sociedad tan caótica y variada decide vivirse a tope pueden suceder estas truculentas explosiones de genio oscuro. Por decirlo llanamente: en Ibiza está circulando demasiada droga, de mala calidad y con una insolente presencia temprana que no se explica si no es por la afanosa competencia de clanes que pretenden tomar posiciones.

Pero no soy tan ingenuo de pensar que solo es un problema policial. Ojalá fuera así. Junio pasará pronto y después vendrá el mes de Julio César y el de Augusto. ¿Qué haremos entonces? Necesitamos ayuda.