La noticia es muy buena: la empresa privada Cairn Energy desiste, retira su plan empresarial de prospecciones en el mar de Ibiza (golfo de Valencia) y aguas adyacentes. Pero la historia no acaba aquí. La larga espera en un proceso de complejas gestiones administrativas y políticas tuvo un colofón extraño: el ministerio de Soria conocía la voluntad de desistimiento desde el 5 de mayo, pero no la notificó hasta el 25, un día después de las elecciones municipales y autonómicas.

He cavilado y le he dado varias vueltas y no puedo entender la causa. ¿Es que esta noticia pudiera haber perjudicado las expectativas de voto del PP? O dicho de otra manera ¿La renuncia de prospecciones pudiera haber ayudado a Podemos, PSIB o al PSOE? Mi respuesta es un no a ambas. Precisamente ha sido el Partido Popular el más combativo frente a estas licencias de explotación que firmó el PSOE.

Sí, los socialistas que ahora quieren presentarse como adalides de la ecología y la defensa de la isla son quienes autorizaron las licencias y también el nefasto depósito de gas frente a Castellón, el mismo que causó más de cien terremotos y que al final ha costado a todos los contribuyentes más de 1.500 millones de euros de indemnización. Los socialistas. El PSOE.

Por lo tanto solo me queda una sospecha: silenciaron la victoria del ecologismo pitiuso y mediterráneo por pura pereza. La eterna e irresoluble galbana administrativa, esa desidia nacional que embadurna la vida de nuestros burócratas, tan raciales. Alianza Mar Blava es consciente y así ha expresado que el Gobierno de España podría haber usado una negativa justa y razonable con el simple uso del informe del impacto ambiental. Ello hubiera sentado un precedente administrativo y político de importancia y ya que estamos en alta mar, un aviso a navegantes.

Ahora se ha ganado una batalla muy importante, pero la guerra continúa y lo hace estrictamente en el mismo campo de batalla y casi en los mismos términos: hay al menos dos grandes empresas que han solicitado licencias para realizar prospecciones en el Mediterráneo Occidental. Seabird en el golfo de León y Spectrum en el mar balear están a la espera de conseguir los preciados permisos. Y si los obtuviesen, Ibiza, Baleares, Valencia y las costas españolas en general estarían en los mismos peligros.

Una bocanada de euforia gratificante para continuar la correosa guerra de desgaste.