El festín de dinero negro que manejan los alquileres turísticos: sumas escalofriantes que han hecho multimillonarios a los propietarios de páginas web destinadas a este sector y, por supuesto, a otros intermediarios que se han sentido a salvo de las cribas sistemáticas de Hacienda. Un dinero que sale de España sin haber entrado, en demasiados casos.

El control se hace difícil, porque los intermediarios se alojan en servidores ubicados en el extranjero, los propios clientes no declaran su estancia y la legislación local es confusa o inexistente. Lo insultante es que se pavonean, se publicitan en magnéticos colores y en ofertas que no se pueden rechazar. Y así un año tras otro. No pagan impuestos directos ni IVA, mientras los desgraciados sujetos a nómina se encuentran crucificados y penalizados por cualquier desfase en la cuenta.

Ahora ya sabemos que las autonomías han significado una incontenible puerta al derroche y al mangoneo caciquil, en esta España nuestra tan proclive a dicha perversión. Con las autonomías, España no funciona y no es sostenible, aunque soy consciente de que decir esto es predicar en el desierto. Y ahórrense la pulsión pueril de tachar de facha a todo aquel que no cuadre en los engranajes mafiosos o ideológicos. La administración territorial y su división no tiene nada que ver en principio con el fascismo ni con el comunismo. La ideología puede aplicarse por debajo o por encima de cualquier contingencia territorial como nos demuestra la historia y la geografía. No pienso que Hacienda estuviera en Babia, sino que mediatizada por las distintas legislaciones (o falta de ellas) autonómicas entraba en una especie de bucle que la conducía al absurdo, a la nada, a la inacción. Me refiero a este tema concreto. Cada vez tengo más claro que el turismo debiera ser materia de relevancia nacional, por encima de las autonomías.

Mientras esto llega parece que Hacienda ha reaccionado. En principio ha sido el propio ministro Soria quien ha alertado a las autonomías para que controlen estrechamente los alquileres turísticos, porque suponen una vía hemorrágica en la economía. Y no son bromas. Seguirá Hacienda, se supone que en coordinación con las haciendas locales. Y el cerco se cerrará progresivamente. Un importante hotelero declaraba que desde Málaga hasta Portugal, el 80% de los apartamentos turísticos son ilegales y facturan en negro. ¿No es asombroso? No. Es lo que ocurre en la costa valenciana, en Cataluña y porque no decirlo, en las mismas Baleares, aunque la situación se ha ido reglamentando en los dos últimos años, supongo que ante la posibilidad de recibir multas que pueden dejarte tuerto para todo el año. Si incluso la prostitución, las drogas y el I+D ya computan en el PIB ¿cómo va a ignorarse la sabrosa tarta de los alquileres, turísticos o no? En Babia no, ya vienen.