A principios de enero la asociación hotelera ya anunciaba su previsión optimista para la temporada 2015: habrá subidas de precios y mejoras de rentabilidad en los hoteles, lo cual parece sacar de quicio a Podemos. Y también a los operadores turísticos británicos y alemanes, que ven como el mercado balear tiene ahora una demanda sustanciosa, a diferencia de hace unos cuantos años.

Hay que subir, dicen los hoteleros, los mismos que soportaron los años de vacas flacas con estoicismo y paciencia; no subáis en exceso, replican los tour-operators a los hoteleros; se os acabará la leche de pote, exclama algún cerebrazo de Podemos mallorquín. Los hoteleros están muy mal criados y hacen lo que quieren, explican los nuevos mesías de esta secta podemita que ha galvanizado el descontento y el desconcierto populares.

Hace años que observo una característica mediterránea y no es un tópico: somos bastante bestias, pasionales, orgullosos, ruidosos y toscos. Yo lo observo en Valencia, Cataluña, Mallorca y en numerosos detalles de Ibiza. Y para vencer la rudeza de estos trazos debemos cultivar sus contrarios: el atildamiento, el amaneramiento, la finura, la amabilidad doméstica.

¿Quién diría que es obra de la misma mano y de la misma mente la brutalidad fallera de las mascletás que se celebran justamente ante los mejores monumentos de la arquitectura barroca? Valencia y Barroco son casi sinónimos. En Mallorca también tienen su lado oscuro, bestial, pero por contra, da gente preparada y astuta, callada y con refinamiento de viajero moldeado en muchas travesías.

Podemos parece ofrecer esta aportación dionisíaca a la vida, la locura y la brutalidad, pero si llegaran al poder, en apenas unos años serían los más entonados cantores a los valores apolíneos y a la belleza sensata y educada. Pero que no lleguen. Mejor para todos.

Los hoteleros de Calviá se sobresaltaron por los tirones de orejas de Podemos. Todo teatro, puro teatro. En realidad ansían una buena vida y a ser posible, empezando por ellos mismos. En lo demás, el desastre está asegurado, como lo ha estado cada vez que ha gobernado el Pacte o cualquier grumo de nacionalistas-progres-izquierdas.

No han ganado ni han vencido y ya vuelven con su catastrófica tasa turística o ecológica. Van a rebufo de una situación coyuntural internacional para volver a meter la pata. No se notará ahora, pero si vuelven al poder tenemos asegurado al caos, más paro y más ruina.

Ahora se hacen llamar Més, pero son los mismos de siempre, que se avergüenzan de presentarse con sus antiguos nombres