Recuerdan cuando los genios del catalanismo insular pretendieron borrar del mapa el nombre de Ibiza para sustituirlo en la promoción internacional por Eivissa? Unas auténticas eminencias. Todavía pululan por la isla politiqueando e intentando mangonear el mundo de la cultura y la educación. Hoy se ve claro que el topónimo es único. Singular magnificante. Es decir, la palabra Ibiza es un referente, un icono, una marca.

Como ya lo dije en aquel momento, en defensa de nuestro topónimo Ibiza, lo recuerdo ahora: es una marca de un valor incalculable, como un cuadro de El Greco, Velázquez o Goya. Es irrepetible, por mucho que intenten copiarnos, en especial entre los países árabes (Dubai, Egipto, etc.). En California, Miami, varios países caribeños, en Las Vegas, etc. observan Ibiza y su fenómeno promocional lúdico para intentar impregnarse de su estilo.

Solo una isla como Ibiza puede hoy vender cualquier menudencia exquisita sabiendo que tendrá un alto nivel de éxito. Su trabajo nos ha costado. Pensad tan solo que conseguimos elevar el refajo tan íntimo y devaluado a la categoría de moda deseable y excitante. La moda Adlib, como tantas cosas, parece emerger de nuestro subconsciente mediterráneo, donde guardábamos estas prendas lejos de la luz del sol que enciende el deseo. Y las ennoblecimos con la elegancia casual y guasona del hippismo pasado por la ducha.

Dejemos en paz el nombre de nuestra isla, cultivemos el potente idioma español y amemos lo nuestro sin complejos ni miedos adolescentes. Hoy Ibiza rompe y rasga, impone y sigue sintetizando las influencias externas en un crisol fenicio que todo lo transforma en productos de éxito. Amarás Ibiza sobre todas las cosas y te dejarás la piel por protegerla de los desmanes, de los tiburones y de las gaviotas que se lanzan sobre el botín en una algarabía irracional.

Tanto éxito me da algo de miedo, porque si por un lado se celebra la ritual avalancha veraniega, por el otro los isleños no sabemos encontrar la manera de equilibrar nuestros balances de infraestructuras y de servicios suficientes para los que residimos aquí todo el año.

Ibiza ha puesto ya el cartel de ´completo´ este verano. La isla se llenará de piratas, carteristas, delincuentes y chusma sin escrúpulos de cuello blanco y de bragas negras. Volverán a subir los precios, los servicios colapsarán y un año más soltaremos una catarata de dinero a las arcas del Estado. Pero Ibiza volverá quedar, como siempre, en otoño seducida y abandonada, a la voluntad de las tormentas y de las nieblas.