Me entretengo leyendo el artículo sobre la floración invernal de políticos, sectas, grupos, plataformas, movimientos, consorcios y otros grupúsculos. A cada ibicenco, su partido unifamiliar, y a veces ni esto. Cuando decidimos cultivar nuestra herencia anarquista llegamos pronto a la conclusión de que detrás de cada algarrobo se esconde un Viriato, un pastor lusitano para enfrentarse a... ¿los romanos? No, a todos los demás. Un añito antes de la ceremonia maravillosa de depositar el voto en la urna los aspirantes a aspirar buscan como locos un nombre que no esté cogido ni escogido: los subcaciques, algunos profesionales fracasados, los licenciados sin ni una sola perspectiva de encontrar a nadie que les pague un sueldo y muchos políticos provenientes de anteriores formaciones, a menudo disueltas por la contundencia de los jueces que han encerrado a sus cabecillas por corruptos y ladrones.

Todos o casi todos se desparraman por Ibiza buscando la inspiración, pero esta no suele llegar en candidatos ya embotados, untados y embadurnados por anteriores azares de la vida. Los electores, si es que quedamos alguno libre, siguiendo el divertido símil de Rita Vallès, tendremos muy difícil escoger a un candidato, porque son los mismos de siempre, pero se han cambiado los nombres. Los anteriores ya estaban muy quemados. No se puede seguir empleando lo de Unió Mallorquina según como, ni el término socialismo impunemente en estas islas que siempre -sin excepción- ellos han dejado arruinadas.

Ahora unos se llaman PI, que creo que significa Proposta per les Illes, como si el resto fueran de Antofagasta (Chile). Los más izquierdosos son Més, que intenta reagrupar a las huestes social-nacionalistas muy mal pertrechadas. Me entero de que algunos conservadores pretenden pasarnos de matute el término liberal. Son conservadores pero no conservacionistas, porque por donde han pasado los exalcaldes del PP no crece más la hierba. El viejo Guillermo Tuells intentó levantar un Partido Liberal en la Ibiza de la transición, pero nadie le prestó el menor caso. Olvidad lo de liberales en un país como España donde está todo hiper-regulado.

Hay conservadurismo intervencionista, teñido de posos fascistas, donde todo se regula y se mangonea. De ahí el repelús que desprenden los políticos. El asco que inspiran.Basados en esta visceralidad se han levantado los de Podemos-Ganemos o Podem-Guanyem. Son los mismos disparatados nacionalistas adobados con otros ingredientes progres, no lo duden, con una sed de poder que pone los pelos de punta. Siguiendo con su táctica de acojonar al personal, la han emprendido contra los hoteleros, pero sin saber lo que dicen ni lo que hacen: «El hotelero es un niño malcriado y consentido», ha dicho su mesías mallorquín. Parece que hablaran de ellos mismos. No se habla así ni se hacen así las cosas. Pero los de Podemos no admiten lecciones. Ya lo saben todo. Y encima son catalanistas y partidarios de la inmersión. Una joya.