Pepe Sala ha sido siempre un ibicenco trabajador, comedido y discreto, dentro de lo que cabe. Porque quien se dedique a la política no puede prescindir de la opinión pública, es decir, del estruendo. O sea, la discreción no cabe apenas. Quizás por esto ha aprovechado los coloridos días de los carnavales para lanzar una bomba. Nada de globo sonda. Quizás con los años se ha vuelto más zumbón o en Madrid se ha contagiado de los jilgueros senatoriales, que en cuanto ven una rama se ponen a piar. Sustituya una rama por una cámara o un micrófono.

El hecho es que esta vez nos salvamos de un puente desde el muelle de San Antonio hasta la Conejera, incluso de un puerto industrial adyacente al actual. O de un estadio de fútbol y de conciertos en ses Variades. Pero nadie esperaba que la dinamita de Sala pudiera tener efectos subterráneos o catacumbarios: un túnel que atravesase todo el paseo, mandando a freír los dátiles a las hermosas palmeras que ahora adornan y cobijan las vomitonas de nuestros queridos salvajes caledonios (escoceses). Un túnel. Qué cariño han cogido algunos del PP a los túneles temibles que dejan todo reventado por donde pasan. Pero ya digo, es un ataque de humor negro (¿la edad?) de Pepe Sala, que aportó así su grano de arena a los carnavales y nos dejó a todos temblando.

La prueba está en que él mismo, ya casi entrando en la Cuaresma austera, nos saca de dudas y se pregunta ¿a quién puede ocurrírsele tamaña idea? Encima con cachondeo. Todo sea para matar el aburrimiento ventoso y frío de este invierno que se está haciendo muy largo. Mientras en Ibiza atamos los perros con longanizas y construimos túneles por todas partes, los hombres y las damas de azul marino ya están en la feria BIT de Milán. No les basta con los chinos que arrebataron a Egipto ni con la lluvia de gays que se avecina a primeros de julio. Queremos recuperar el amor de las italianas y de los italianos, que además de ser muy guapos y divertidos, suelen traer sustanciosos fajos de dólares (¿de dónde carajos los sacarán?).

Baleares ha presentado un estand conjuntamente para no dormirse en la inercia. Los italianos suponen el tercer mercado extranjero en importancia en Baleares con un 4,6% del total que reciben las islas. En Formentera tienen importancia primordial. En 2014 recibimos 630.000 italianos en Baleares. Ibiza-Formentera tuvieron un incremento del 13%. Es decir, no son solo los flecos de nuestro mapa turístico. Claro que Gran Bretaña y Alemania seguirán siendo los pilares de las Pitiusas, pero hemos recuperado el turismo español en gran manera y la misma Italia, a pesar de sufrir una crisis profunda, también contribuye a nuestra suma total. El optimismo es generalizado. Sonriamos, por lo tanto, lo del túnel era una broma.