Después de los temporales inabordables y del gag tan rentable de Dani Rovira, toca un poco de sosiego y resignación para aceptar las cosas como son, no como nos gustaría que fueran. Nosotros también tenemos una repetición consanguínea tan densa como los vascos. Los mismos chistes, o casi los mismos chistes de la película ´Ocho apellidos vascos´ los podríamos trasladar a Ibiza y en nuestras relaciones con Formentera y Mallorca. Esto sí, tendríamos que usar un barco de pesca (de bou) más apropiado, pero incluso el vasco nos serviría, con Karra Elejalde como marinero pitiuso. Solo tendría que atemperar sus movimientos, tan bruscos, pausar sus nerviosos manotazos. En las islas no perdemos el tiempo en manotazos: gastan energía inútilmente. Y de esto nunca vamos sobrados, que el mar come mucho.

Tenemos también nuestros insistentes apellidos, que se resisten a desaparecer, pese a la avalancha anglosajona, berberisca, peninsular o china que ha disparado la población de las islas.

Según la estadística del Ibestat, organismo de la consejería de Economía y Competitividad (Gobierno de Baleares), el apellido campeón es Torres, o sea el más frecuente entre los residentes de Ibiza. Pero va seguido de muy cerca por Marí. O sea, que en estas islas de Bes, se combinan los Torres y Marí con los Marí y los Torres, convirtiéndose a menudo en Torres Torres y en Marí y Marí. No es un cachondeo. ¿Por qué usamos tanto los apodos, los alias, los motes en las Pitiusas? No es por otra cosa. De no ser así no nos distinguiríamos de ninguna manera.

Ya sé, ya sé: ¿dónde están los garcías y lópez y gutiérrez? Están, están. De hecho García avanza con fuerza y velocidad -como ocurre en Cataluña, donde es el apellido más abundante- demostrando que desde mediados de los años Sesenta nuestras islas han recibido una generosa aportación genética de Iberia.

Siguen los Tur, Ribas y Costa. Y esto va a rachas. Hubo un tiempo en que en el Consell podías saltar de Marí en Marí apoyándote en un Costa o en dos o a la inversa. Faltan muchos apellidos. Para empezar, los míos Planells y Cardona (Tur y Costa también son míos). ¿Y dónde está Serra, en las abundantes sierras de Ibiza? Los rojos Roig, los Escandell, los Prats, etc.

Planells, muy escaso, está ya en la sala de cuidados intensivos, casi tan perdido como el sonoro y hermoso apellido castellano Villangómez (un pueblito minúsculo de Burgos de 300 habitantes) que en la isla ha quedado en náufrago varado. Ignoro su relevancia numérica en Burgos y otras partes.

Un ejercicio muy curioso es consultar las guías telefónicas desde los años 60 o desde que se empezaron a editar. En los últimos años se observa una fuerte presencia de apellidos marroquíes, ingleses, alemanes, rumanos y muchísimos españoles continentales. Solo sirve a título indicativo por su sesgo evidente: no todo el mundo tiene teléfono o no lo tiene registrado o no quiere que se publique su nombre.

No sé si esto es una revolución, pero desde luego sí es una convulsión en el magma demográfico. Será para bien.