Les leo una noticia que he visto en dos diarios progres españoles. En Bélgica han resultado muertos 7 ancianos que han participado en una memorable orgía de intercambio de parejas con más de 200 participantes mayores de 65 años en la ciudad de Charleroi. Al menos diez participantes necesitaron asistencia médica de urgencia, aunque para 7 de ellos, víctimas de ataques cardíacos, ya llegó demasiado tarde. La noticia no especifica las obviedades, como el presunto abuso de alcohol, viagra, anfetas, etc. Esta noticia ha sido muy difundida en prensa y en Internet. Pero es falsa. Todo es un bulo, como el de la hermandad de monjas pajilleras de Andalucía, que lleva la increíble cantidad de 5 años circulando y no hay manera de desmentirla por disparatada y falsa que sea. Internet es muy eficaz, pero tiene esta difusa posibilidad de mescolanza entre verdad y mentira con una audiencia sin sentido crítico que traga cualquier rumor como si fuera cierto. Lo difícil es que te crean una verdad, una evidencia política,como el caso del exuberante y delirante proyecto de Podemos. La audiencia prefiere vivir una mentira ubicada en una nube de ensueño, en vez de enfrentarse a la realidad cotidiana.

La noticia de los ancianos belgas infartados por consumo de viagra (mejor cialis, me dicen) y combinados etílicos es mentira, pero la realidad turística nos ofrece a diario situaciones de rebelión lúdica comprobable. Por ejemplo en Canarias. La tercera edad británica se hermana con los panteras grises continentales en fenomenales sesiones de alcohol y música bailable. El Daily Mail se regocija cada par de semanas mostrando algunas fotos de sus ancianos saliendo del ritual guanche-británico haciendo eses. Llegan acicalados y con su envidiable buena educación, como debe ser. Pero en la salida, el orden de llegada de los corceles ya ha alterado la decoración y la apariencia. Como debe ser también.

Canarias ofrece clima, precios asequibles y unos profesionales cómplices y amigables. En Ibiza no podemos competir en invierno con este estilo canario: en las Pitiusas te puedes morir de frío, los precios son excesivamente elevados y a menudo el personal de hostelería nocturna es maleducado y pasota. Y esto que son unos clientes atractivos: ya no tienen la angustia del joven que puede perder el empleo de regreso a casa. Manejan cierta cantidad de dinero y tienen ganas de disfrutar, mirándole a los ojos a la vida perra y sin temer ya el futuro, que ellos intuyen perfectamente. Y por lo que me queda en el convento, ya saben. En mis años estudiantiles de camarero en San Antonio aprendí mucho de estos británicos setentones. Solo con observarles ya se comprende que caminando poco a poco, engullendo despacio, huyendo de atracones, se puede llegar muy lejos en un estado físico y psíquico la mar de apañados. Pero Ibiza optó por todo lo contrario: juventud atrabiliaria y adicta a las drogas, música de bombardeo y prisas por llegar a ninguna parte. Quizás Ibiza y Tenerife nos complementamos, no sé.

@MarianoPlanells