A mí ni carbón, pero sigo creyendo en los reyes magos. ¿Qué haríamos sin esa evanescente ilusión, tan irracional como injustificada? Toda Ibiza y Formentera cree en las labores de magia que nos han llenado el archipiélago de turistas de las más dispares procedencias. Veo que Jaume Ferrer, presidente del Consell de Formentera está satisfecho con el modelo turístico de su isla, como diferenciándolo del de Ibiza. Es el mismo: vienen turistas, alquilan una habitación, van a mojarse al mar, piden bebidas y se las cobramos al quíntuple de lo que valen (o más). El hecho de que no quieran party boats no es suficiente elemento diferenciador. No quieren y hacen bien, porque estas barcazas recicladas del desguace, estruendosas y endemoniadas se pavonean por Formentera, les echan los malos humos, los ruidos y la basura y no dejan ni un euro a la mimada pitiusa menor. Yo tampoco las quisiera para Ibiza.

No entiendo como ninguna autoridad marina o terrestre puede autorizar tal actividad. No lo concibo, pero claro, uno no lo sabe todo. Los hoteleros tampoco han recibido regalos de reyes. Ellos esperan que los políticos metan en cintura a los miles de apartamentos salvajes, casas silvestres o cubiles de diverso pelaje que les hacen la competencia desleal. Y el Gobierno no lo va a hacer, al menos de momento, porque esto sería ponerse a trabajar de verdad, en serio, en un área concreta. No van a mover una mano. De momento. Quien va a movilizarse es Hacienda y no lo digo a la ligera. Cuando Hacienda se ponga a cribar Ibiza, Formentera, Baleares (y me consta que están en ello, no solo en materia de catastro) en las movidas de taxis pirata, vehículos de lujo, lanchas, yates y en el alquiler turístico de vivienda, saltarán chispas. El asunto es ¿puedo alquiler un apartamento por semanas o meses a los turistas que vienen? La respuesta es no, si está en una zona o bloque residencial.

Ya hay sentencias (ya les conté la de Valencia). En realidad, no hablamos estrictamente de las obligaciones con Hacienda -que no son anecdóticas-sino de sanidad, seguridad y convivencia. El tipo de turismo o los tipejos turistas que vienen a Ibiza no son nada recomendables. No es gente que venga a descansar y hacer amigos. En gran parte son unos vándalos intratables. Comprendo por otra parte que los hoteleros estén alarmados. Ya pasan de 700.000 los turistas que recurren al apartamento o alojamientos ilegales o alegales. Es una cifra importante y el hecho de que no esté regulado demuestra una vez más que las autonomías son una auténtica estafa y un despilfarro inasumible e insostenible.