En la actualidad, si un ibicenco o formenterés muere sin testamento y sin parientes con derecho a suceder abintestato, la herencia se defiere al Estado. En Mallorca se han planteado modificar los preceptos de la Compilación de Baleares relativos a la sucesión estatal, lo que me parece óptimo, y la propuesta, que ya no la veo tan bien, es que una tercera parte vaya para el Ayuntamiento , otro tercio para el Consell y el restante a la Comunidad Autónoma.

Hago algunas observaciones críticas:

1. Como de costumbre, se reitera la manía de modificar nuestro Derecho civil foral en y desde Mallorca.

2. La preocupación por un tema tangencial, pues son muy pocos los supuestos en que alguien fallece sin herederos, y si todos renuncian a la herencia, pues ya se imagina uno que es porque las deudas superan el activo hereditario.

3. Se aprovecha para meter las narices en la casa ajena, o sea, por qué demonios tiene que ir una tercera parte a las arcas de la Comunidad. Lo más racional es que se reparta la totalidad entre el Ayuntamiento y el Consell, y que el relictum se quede en la isla en donde ha residido el causante, pero como siempre la voracidad fiscal de la Hacienda comunitaria no tiene límite.

Me consta que el consejo foral de Ibiza y Formentera ha reaccionado en el sentido que he expuesto, aunque ya veremos la acogida que tiene esta nueva proposición en la gran isla vecina; supongo que mala, ya que si cuando no hay en juego intereses pecuniarios ni políticos nos acaban dando, si la riqueza media en el asunto poco hay que rascar; eso sí, se intenta lograr lo mejor para las Pitiusas, al menos lo procuramos los juristas, y espero que tengamos el apoyo político suficiente de populares y socialistas.

Ibiza y Formentera tienen dos tipos de problemas: unos, los internos, que siempre surgirán y son inevitables, y otros, los externos, derivados de pertenecer a la entelequia o compositum artificial llamado Comunidad Autónoma de las Illes Balears. Más nos valdría depender directamente de Madrid, formar parte de la Comunidad Valenciana, en donde se nos quiere y valora, o mejor, conformar nuestra propia Comunidad Autónoma, lo cual no deja de ser una hermosa utopía como la República de Platón, la ciudad ideal de Al Farabí o la isla maravillosa del monje Gaunilo o de Tomás Moro. ¿Sería entonces Ibiza-Formentera una sociedad más perfecta?

No sé la respuesta, pero probablemente se pondría límite a la tendencia hacia la tiranía y la demagogia.