En los días centrales de la semana que hoy concluye, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) ha emitido tres sentencias y cuatro autos con los que, respectivamente, se anula el decreto del Tratamiento Integral de Lenguas, más conocido como TIL y el reglamento de su aplicación. Básicamente, las resoluciones judiciales negativas, adoptadas de forma unánime por el tribunal, se amparan en el caso omiso que ha hecho el Govern de Bauzá a la obligatoriedad que le impone el Estatut de consultar a la Universitat en todo proceso normativo que afecte a la lengua catalana y en la carencia de informes y documentación suficiente sobre el impacto y medios disponibles para el despliegue del TIL en las aulas.

Las disposiciones del TSJB han supuesto una nueva sacudida para la comunidad docente y, pese a los esfuerzos por aparentar lo contrario, han dejado seriamente tocado a un Govern que, amparado en la férrea mayoría absoluta que le sustenta en el Parlament y haciendo oídos sordos al clamor de la calle y a las peticiones formales de numerosos colectivos, opta por prescindir otra vez de la negociación y del consenso y decide, en un verdadero sinsentido, huir hacia adelante. Bauzá se empeña en presentar recursos en contra de todas las sentencias y autos que se han dictado esta semana enmendando la plana al TIL. Se asegura, desde el Govern, que los pronunciamientos judiciales afectan a cuestiones de forma y no al fondo del trilingüismo. Muchos juristas y profesionales de la docencia no están de acuerdo, como también ha quedado claro en las asambleas y encuentros que se han sucedido estos días.

La situación se ha vuelto confusa hasta extremos peligrosos. Los directores de los centros educativos insisten en pedir criterios claros a la conselleria por escrito, pero de momento no hay respuesta alguna. La única modificación realizada, por parte del Govern, es el cambio de titular en la conselleria de Educación. José Ramón Bauzá ha destituido a Joana Maria Camps y ha puesto en su lugar a la portavoz del gabinete autonómico, Núria Riera. En su toma de posesión, el presidente le pidió que ejercitara el diálogo pero, al mismo tiempo, ambos dejaron claro que la aplicación del TIL continuará en los términos actuales. Puro contrasentido.

Aunque Joana Maria Camps no pueda presentar una buena hoja de servicios como segunda consellera de Educación del Govern Bauzá porque sus actuaciones se cuentan más bien por fiascos, está claro que no se trataba solo de un cambio de personas, sino que era más sustancial la modificación de las políticas educativas que se aplican y esto, incomprensiblemente, parece que no se va a producir por mucho que lo hayan pedido jueces, docentes, padres y hasta colectivos afines a los postulados del Ejecutivo autónomo.

La cerrazón del presidente es incompatible con la lógica y con el sentido de la responsabilidad que debe revestir a todo líder político. La actitud de Bauzá ha hecho que la crisis de esta semana no haya servido para solventar el problema, sino para acentuarlo. De ello salen especialmente perjudicados los escolares que acaban de iniciar un curso que sigue plagado de incertidumbre y desconcierto para los docentes.

La semana que comienza debería ser decisiva para introducir las dosis de sensatez mínimas que hagan viable el retorno a la normalidad en las aulas, sobre todo las públicas. La nueva consellera, Núria Riera, tiene la absoluta confianza de Bauzá y hará lo que él diga, pues, al fin y al cabo, es Bauzá el único responsable de lo que está pasando, pero Riera también sabe que el TIL puede ser su trampolín político si es capaz de enderezar la crispadísima situación, o un punto muy negro en su trayectoria si llegamos a las elecciones tras otro desastroso curso escolar.