El curso escolar se ha iniciado con similares circunstancias a las vividas durante todo el anterior. Sin huelga indefinida pero con jornada de protesta, teñido de verde como símbolo de las reivindicaciones y las quejas, no solo de los docentes, sino de una parte sustancial de la sociedad balear. Es una impresión generalizada, que se palpa en la calle, pero que también viene confirmada por los últimas encuestas sobre la materia.

El conflicto educativo que vive y padece la sociedad balear tiene su propio proceso. Ha entrado en una nueva fase que ahora empieza a sustanciarse de forma clara en la disyuntiva entre la finalidad de la pugna abierta y los medios utilizados para resolverla que, como resulta obvio, se han vuelto estériles. Dentro de todo ello, los estudios de opinión también desvelan que la sociedad en su conjunto sigue teniendo meridianamente claro quién es quién en este proceso y cómo se deben distribuir las culpas y las responsabilidades. También tiene determinadas las principales carencias del sistema educativo en vigor en Balears.

La última edición de los Quaderns Gadeso llega a la conclusión de que el 67% de los isleños está del lado del profesorado pero, en cambio, sólo un tercio de ellos se posiciona a favor de la huelga. Es una forma de decir que el fin ya no justifica los medios. Es la principal modificación revelada por el cambio de opinión con respecto a un año atrás, en el momento de inicio del curso anterior. ¿Y quién es el principal culpable del conflicto educativo actual? El 56% de los encuestados entiende que el Govern y el 29%, la Assamblea de Docents, lo cual, admitámoslo de una vez, viene a ser un contundente clamor en favor del diálogo y el consenso, pedidos cada vez con mayor insistencia desde los ámbitos más diversos, pero que nunca llega a alcanzarse.

Hay otros datos muy llamativos en la evaluación efectuada por Gadeso. El 27% de los encuestados tiene claro que la situación que se está viviendo perjudica de lleno y de forma principal al alumnado. Los criterios dejan de ser generales y abstractos desde el momento en que se concreta el rechazo al TIL -o a su sistema de implantación- en un 45% y que se focaliza sobre el abandono y el fracaso escolar el principal problema del sistema educativo balear.

Permanecen las quejas sobre el aumento de ratios, los recortes en las plantillas de docentes y la escasa atención a la diversidad. La Lomce, la llamada ley Wert, que empieza a aplicarse en el curso que hoy se estrena, tampoco despierta entusiasmos y sobre todo ello subyace todavía el convencimiento de que hay poca relación entre lo que se enseña en las aulas y el mundo laboral. El diagnóstico educativo está hecho y contrastado. Sólo falta capacidad y decisión para afrontarlo y solucionarlo de manera adecuada.