Hace unos días pudimos leer en este periódico un artículo de opinión bajo el título ´Las Apimas quieren ahora una curso normal´, con retintín, por supuesto. Por alusiones me gustaría hacer algunas precisiones.

Las asociaciones de padres y madres de alumnos (Apimas) siempre han querido un curso normal, no ahora, sino siempre, y de hecho, juntamente con las direcciones de los centros, somos quienes más nos hemos preocupado para que en los centros reine la normalidad: preocupándonos de cubrir sus deficiencias, recaudando fondos para la compra de elementos necesarios para el desarrollo de la normal actividad: cortinas, colchonetas, sillas, mesas, ordenadores, elementos de juego para los patios... Por no hablar de las horas que los voluntarios dedicamos desinteresadamente a asistir a los consejos escolares, organizar actividades, bancos de libros, actividades extraescolares, fiestas, reclamando la entrada en funcionamiento de servicios tan necesarios como la escola matinera o los comedores escolares, contribuyendo así a facilitar la conciliación familiar. Creo poder decir, sin equivocarme, que nadie ha dado tanto sin pedir nada a cambio.

Es la conselleria, la que, en los últimos tiempos, boicotea una y otra vez esta normalidad con su actitud, y la que convirtió las escuelas en los «campos de batalla» a los que se refería el artículo en cuestión, no las Apimas.

Cuanto se convocó la huelga, pese a que ya habíamos manifestado que compartíamos las reivindicaciones educativas de los docentes, las Amipas de las islas todavía no nos habíamos pronunciado y seguíamos indecisos, precisamente por ser absolutamente conscientes del perjuicio que una huelga indefinida suponía para nuestros hijos. Esperábamos, ansiosos y esperanzados, que un fallo desfavorable del Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) a la orden de aplicación del TIL haría recapacitar al Ejecutivo y empezaría las negociaciones.

Confiábamos ciegamente en que el Govern haría todo lo posible por evitar una huelga de tal envergadura y con las consecuencias que implicaba... Lo que ocurrió a continuación, la aprobación del decreto apenas dos horas después del anuncio del fallo del TSJB ordenando la suspensión cautelar de la orden, fue sin duda el detonante de la decisión de las familias de dar apoyo a la huelga. Era la manera más clara de hacer ver a la conselleria que toda la comunidad educativa estaba unida y que debía escuchar cuanto antes nuestras peticiones€ Incomprensible y lamentablemente, no fue así.

Fue la falta de respeto de este Ejecutivo a las decisiones del poder judicial, el desprecio total y absoluto a la voluntad de una mayoría de la comunidad educativa, harta de aguantar recortes, leyes arbitrarias, sanciones injustas y su total indiferencia, lo que nos llevó a apoyar la huelga.

Recordemos, fue necesario que 120.000 personas saliesen a la calle para exigir el inicio de las negociaciones para que, finalmente y tras más de una semana de huelga la conselleria se sentase a negociar, eso sí, mientras tanto no dejaba de llamar a la responsabilidad de los docentes para que desconvocasen la huelga y volviesen a las aulas, ¿dónde estaba la responsabilidad del Govern? Si tan preocupados estaban por nuestros hijos, ¿por qué no se sentaron a negociar, no ya cuando se inició el curso, sino incluso antes?, ¿no es de sentido común esperar que los gobernantes hagan todo lo posible para evitar quebrantos a los ciudadanos?¿lo hicieron? La respuesta es no.

La huelga no es un fin en sí misma, es un recurso, legal, al que se recurre cuando ya se han probado todas las otras vías posibles, como efectivamente se hizo.

Como podemos comprobar ante cualquier anuncio de huelga indefinida por parte de cualquier sector (recogida de basuras, transporte público, taxis, hostelería,€) el Ejecutivo se ha movilizado rápidamente y ha hecho todo lo posible para evitarlas, ¿por qué no actuó de la misma manera ante una huelga en Educación?

El artículo se centra únicamente en resaltar el daño que se ocasionó a los estudiantes de segundo de Bachillerato con la huelga, no se hace en absoluto referencia al daño resultante de los salvajes recortes económicos, la desaparición de programas de refuerzo indispensables para la adaptación de alumnado recién llegado con desconocimiento del idioma, para la integración de alumnado con necesidades especiales, del daño que hacen las bajas de media y larga duración que no se cubren, de la conflictividad surgida de la ruptura de consenso en materia educativa y lingüística€ y de nuevo un largo etcétera.

Y sí, aunque las estadísticas no lo indiquen, estoy casi segura de que es posible que la huelga indefinida haya tenido algún tipo de efecto negativo, especialmente en los alumnos de segundo de Bachillerato. A pesar de que algunos profesores de este ciclo hicieron clases extras para compensar la pérdida inicial, el ritmo durante el curso ha tenido que ser más rápido y esto puede haber perjudicado a algunos alumnos. Lamentable, pero no nos equivoquemos, dirijamos las airadas críticas contra los verdaderos responsables: el Govern y su nefasta política educativa.

De la lectura del artículo se desprende que el origen de todos nuestros problemas en educación ha sido la huelga indefinida y el apoyo de la misma por parte de las asociaciones de padres y esta es, según nuestro punto de vista, una opinión tendenciosa y la conclusión, totalmente falsa.

Durante el curso pasado perdimos la inocencia a golpe de mentiras, este Ejecutivo no quiere dialogar, no quiere hacer una política educativa consensuada, no ha dado ningún paso para lograr el pacto educativo que prometió al principio de su mandato. Es por ello que, a diferencia del año pasado, no consideramos la huelga como el recurso válido. No es una cuestión de falta de coherencia, es adaptación a las circunstancias.

La campaña de desprestigio y provocación del Govern busca la confrontación entre los diferentes sectores de la comunidad educativa. No caeremos en la trampa, y estamos contentos de que las Assemblea de Docents d'Eivissa i de Menorca coincidan con nuestra visión. Ha llegado el momento de construir y juntos trabajaremos para lograr un gran pacto a nivel balear.

El sentido común ha sido siempre nuestra máxima durante todo el conflicto y seguirá siéndolo, y es además, lo que le venimos exigiendo a la conselleria desde hace tiempo, ¿alguien ve indicios de que empiece a practicarlo?

Y, lamento decirlo, creemos que artículos como este no ayudan en absoluto a acabar con la crispación, sino más bien todo lo contrario, a reavivarla.

Pero, en fin, esto es solo nuestra humilde opinión, tan respetable como cualquier otra.