De los lloros de uno es la alegría del otro. Sobre las ruinas crecen las más hermosas flores. O la sequía que tanto daño ocasiona a vegetación y personas y que tanto grava el consumo de las aguas desaladas, ha significado un espectacular aumento en la cristalización de la sal de los estanques de las salinas. Unas seis mil toneladas más que en 2013, lo cual representa un aumento del 14%.

Año de sequía, año de bienes.

Uno recuerda la sequía de hace unos lustros, tan pronunciada que tiñó de rojo fenicio gran parte de los pinos de nuestros bosques, defensa específica que sacrifica algunos ejemplares para que el resto pueda obtener suficiente humedad para mantener la vida triste, pero verde al fin y al cabo.

Los empresarios de los países árabes se lamentan y gimen en Israel. Pero saben que sus turistas perdidos han ido a Ibiza, donde han bailado -perdón han brincado- porque la droga caníbal solo da ganas de brincar, soltar puñetazos al aire y morder a quien se ponga a tiro.

Las cifras del año pasado fueron escandalosamente espectaculares, gracias al moro y a su desgracia. Pero las de este lo han superado todo, incluso en sudores y en sequías.

Desde la más tierna infancia un ibicenco cavila como hacer que estos visitantes dejen parte de su faltriquera en su negocio. No decimos comercio o tienda, decimos ´negocio´ He abierto un negocio, explicamos con ilusión. Mucha ilusión. Ilusos.

Hemos afilado tanto la imaginación que hemos tenido que regresar a las novelas románticas, donde unos salteadores de caminos cristianos viejos y mal vestidos dan el alto a los viajeros para cobrarles un peaje por el camino que van a recorrer o en el río que deben cruzar.

Estas osadías habrían durado pocas horas en la Ibiza rural de antes, donde cortar un paso era algo que podía pagarse con una manga de bofetadas y el escarnio en la plaza pública. La ley payesa. Era la única que podía aplicarse con sentido común en Ibiza, lo cual cabreaba a menudo a los guardias civiles o carabineros que veían como cualquier campesino se convertía en un intruso agente de la ley. Pero era eficaz, porque no intervenían leguleyos ni papeleo. Era a primera sangre, a puño cerrado, a cuchilla (en Ibiza tal hermoso instrumento es siempre femenino) o en casos más graves (o sea, solo cuando se modificaba una linde para apropiarse de un terreno ajeno) se recurría al arma de fuego, la curta, fluixa o el catxorrillo.

Pero para dos chavales que pretendieran cobrarte el disfrute del paisaje o por mirar desde un acantilado bastaba y sobraba con el primer grado. Esto no es la Ibiza loca, es la Ibiza boba. Bamba.

Todavía quedan posibilidades de negocio. ¿Cómo es posible que a nadie se le haya ocurrido detener en plena ruta a los autobuses regulares o a los turísticos y exigir la entrega de joyas y monederos? España, bandoleros de oscura tez sin afeitar, Ibiza rural. Con el aliciente añadido de que no lleva IVA.

En fin, buenos días.