El lunes, el profesor Jaume Sastre abandonó por imperativo médico la huelga de hambre después de 40 días sin haber conseguido que José Ramón Bauzá se reuniera con los docentes, y la corte de voceros del Govern en las redes empezó a vanagloriarse de su triunfo al resistir el «chantaje emocional». Algún desalmado se regocijó incluso de los ´pobres´ resultados de la que llamó «operación bikini» de Sastre. Igual ellos han ganado, pero toda la sociedad balear pierde cuando sus representantes políticos son incapaces de sentarse a dialogar. El martes, en el Parlament, Bauzá reiteró que se puede hablar de todo «menos del TIL», y no lo desmintió el miércoles la mesa sectorial de Educación. Pero es precisamente del TIL de lo que hay que hablar y de cómo articular mecanismos para evitar que su aplicación vaya en detrimento del aprendizaje general y del catalán, si no queremos que la escuela pública forme analfabetos funcionales con inglés y se ahonde la fractura social y la marginación de la lengua de las islas. ¿O alguien sí lo quiere? En el interín, se han conocido detalles de los viajes de tapadillo a Ibiza y las reuniones secretas de la consellera Camps en las Pitiusas: es incapaz de ofrecer garantías a los centros de que los alumnos con necesidades especiales contarán con los auxiliares que les permitan recibir dignamente la educación a la que tienen derecho. Malas noticias para el próximo curso.