Ya me estoy divirtiendo con las iniciativas de Matutes, pero más que con las mismas, con las justificaciones que da a la concurrencia. Bueno, siempre da las mismas: vamos a crear puestos de trabajo, vamos a aumentar la riqueza, vamos a mejorar el turismo and son on. Basta analizar los puestos de trabajo creados y mantenidos en las últimas obras, autovía, etc. y sacar conclusiones. Pero de vez en cuando añade nuevas claves para disfrazar las viejas aspiraciones.

Y si al final no consigue lo propuesto es debido a la «matutitis», término que emplea él mismo. No aclara si es síndrome o infección, aunque parece que causa inflamación. A estas alturas ya le podemos perdonar la jactancia que le lleva a un tropiezo tras otro, y todo por querer erigirse en jeremíaco y quejumbroso protagonista. Cuando es todo lo contrario, ha sido uno de los isleños (no el único) que mejor ha navegado durante 40 años por el proceloso océano de las administraciones públicas y se le han otorgado permisos que dudo que se hubieran dado a otro.

¿Insinúa que de llamarse Abraham Isaac Matuh, por ejemplo, en vez de Abel Matutes se le concedería una licencia para masacrar sa Conillera? Lo dudo. Argumenta que los hoteles-faro empiezan a ser práctica hotelera común en diversos países de Europa. Convertir un faro obsoleto en un establecimiento rural sí, puede encontrarse en varios países. Hay muy pocos. Además son faros instalados en las costas de tierra firme. No he encontrado ni uno solo en ningún islote y muchísimo menos si está incluido en una Reserva Natural. Esto es sagrado. Intocable, lo solicite Abel, Abraham o Moisés.

No existen los hoteles-islote y en las Pitiusas no pueden ni deben existir. De hecho, yo no permitiría ni una sola plaza turística más. Quien quiera consumir Pitiusas, el año tiene 12 meses, que vengan, que sobran plazas vacías.

Han pasado cincuenta años desde las grandes animaladas urbanísticas históricas en las Pitiusas. Se pueden ver todavía hoy por toda la isla. Por pura suerte (y por la protección legal) hemos salvado los islotes hasta hoy. Perdón, todos menos Tagomago y s´Illa Murada, en el Port de Sant Miquel. Que yo sepa. A tenor de la experiencia de ambos islotes podemos imaginar el destrozo irreversible que espera a sa Conillera. En esto aciertan los ecologistas y quienes se oponen al proyecto. La sola idea ya causa escalofríos. Y un poco de desconcierto.

Desconcierto, porque en Playa d´en Bossa quieren construir Ibivegas porque está muy deteriorado y sucio (por cierto ¿quién lo ha deteriorado? ¿no es responsable el dueño de los solares de mantenerlos limpios y vallados? Pregunto). Y en sa Conillera quieren instalar un hotel justamente por todo lo contrario: porque está virgen y hay que mantenerlo y adecentarlo y, en fin. Eso.