El escaso seguimiento de la jornada de huelga número 18 en las aulas revela el cansancio de gran parte del profesorado por seguir secundando unas movilizaciones hasta el momento infructuosas. El hartazgo es general entre padres, madres y alumnos, cuya paciencia tiene un límite. Sin embargo, la radicalización de los representantes mallorquines de los educadores les está llevando a difundir declaraciones muy preocupantes, que más que una amenaza al Govern balear son una amenaza contra los padres y los alumnos, cuyo apoyo y comprensión han solicitado desde el principio del conflicto, conscientes de que el éxito de su movilización está ligado a que las familias la apoyen. Así, el portavoz en Mallorca de la Assemblea de Docents Guillem Barceló aseguró ayer que «la conselleria no quiere sentarse a dialogar y es posible que aboque a un curso irrecuperable si sigue por esta vía represiva». ¿Para quién será irrecuperable el curso llegado el caso? Para los profesores no, ni para la conselleria. Será irrecuperable para los alumnos, sobre todo para los de segundo de Bachillerato, que en unos meses se juegan su futuro en la Selectividad. Los educadores deben ser conscientes de que con amenazas semejantes pierden de un plumazo la confianza de las familias, y muchas no están dispuestas a que sus hijos sigan siendo el arma de los docentes para presionar a la conselleria. Este no es el camino.