Alcaldes que no saben cuidarse de su propio municipio arrancan corriendo cuando ven un micrófono o una cámara de televisión para explicar sin que venga a cuento que el año que viene habrá radioterapia en Ibiza. O que la habrá muy pronto.

Esto no obstante, nadie se compromete a dar un plazo fijo en realidad. Al menos quien debiera comprometerse. ¿A finales de 2014? No lo sé. Algo tan elemental y no sabemos pedirlo. Es porque nunca pedimos nada. Si pidiéramos como los políticos catalanes, con un mensaje lastimero teñido de coacción y sin cesar, siempre nos caería algo. Nosotros no sabemos.

Es tremebunda la situación de Ibiza y Formentera. Decir que es injusta es poco. Que el Estado nos ordeñe como la primera vaca lechera de España tiene un pase, o no. Pero que seamos los últimos en recibir alumbrado, aceras o sanidad es algo que ya no deja lugar a las buenas maneras. Bauzá debiera saberlo. Pero la culpa es de los políticos pitiusos, que no debieran cobrar ni una sola nómina mientras estos temas no estuvieran resueltos. Ni un euro.

Dejemos la radioterapia inalcanzable (por cierto, ahora que caigo ¿la instalaron Tarrés y el Pacte?) y dediquémenos a cosas menos importantes, como las palmeras pitiusas.

Tambien tienen males, pero no oncológicos. El bicho no es de ahora y yo me enteré de sus existencia en Valencia. No quisiera exagerar pero creo que hace más de diez años Elche, Murcia, Andalucía, ya sufrían la plaga de este gorgojo gigante llegado desde el Asia tropical. Y lo escribí, claro, porque sabía que si no estaba en Ibiza, muy pronto llegaría. Y así fue.

Ahora, una lectora atenta, María Nadia Trautwein, entra en el juego que propuse en un artículo: relación de los males en su mayoría evitables que nos aquejan en las islas. Ella apunta más locuras de las que yo expuse y lo hace muy bien. Pero, en realidad, nunca me he olvidado del picudo rojo que si será malo que los científicos le llaman coleóptero curculionoideo y en Ibiza ha hecho ya mucho daño. Las palmeras destrozadas se cuentan a miles. Aquel artículo es 'Devoradores', del 26 de junio de 2010 y lo puedes leer en mi blog ´Notas de un fenicio´, si gustas.

Este verano he tenido un súbito encuentro en la tercera fase con un picudo que se estrelló contra la pantalla de mi ordenador. Cuando intenté agarrarlo con el propósito ecologista de aplastarlo salió volando... hacia otra palmera. Yo mismo pasé el verano rodeado de muñones de palmeras abatidas por este bicho asiático con trompa.

Seguiremos anotando estas cosas de Ibiza que nos preocupan y nos ocupan.