Los profesores han suspendido su huelga indefinida pero la normalidad no reina aún en los centros porque los problemas no se han resuelto, el conflicto continúa abierto y la aplicación del TIL seguirá siendo fuente de tensiones. Los docentes han cedido básicamente porque el paso del tiempo jugaba en su contra: ya no podían soportar más la merma de ingresos y comenzaba a resquebrajarse el apoyo de las asociaciones de padres y madres de alumnos que apuntalaron su protesta. Pero esas circunstancias incuestionables no pueden ocultar sus propios errores en la negociación: desde presentar un abultado inventario de reivindicaciones, que diluyó el objeto principal del paro -la inadecuada imposición del TIL- en una maraña de variadas exigencias de naturaleza muy diversa, hasta el funcionamiento asambleario del profesorado, que restaba agilidad a la toma de decisiones, pasando por la incapacidad de reaccionar ante la intransigencia de la conselleria o de rentabilizar el regreso a las aulas. En este aspecto, la estrategia del Govern ha sido más eficaz que la de los docentes, cuyos negociadores, aun cargados de razón, no supieron gestionar el multitudinario apoyo social evidenciado en las manifestaciones del 29 de septiembre ni la división en el seno del PP con la habilidad necesaria para alcanzar un acuerdo aceptable por todos. Ahora que se negocia ya sin la presión de la huelga comprobaremos si hay más flexibilidad por todas las partes o si las posiciones irreductibles frustran definitivamente la negociación y abocan la enseñanza de Balears a una prolongada inestabilidad.