El presidente José Ramón Bauzá pide responsabilidad a los sindicatos que han convocado la huelga indefinida en la enseñanza, y los padres y madres pedimos responsabilidad a todos, empezando por él. Un profesor exclamó en la protesta ante la delegación de Educación de Vila que «la clave es resistir». No, la clave es no atrincherarse cada uno en su barricada, sino acercar posturas y empezar a negociar ya. Negociar implica renunciar y ceder. En este pulso de a ver quién aguanta más, hay miles de estudiantes en tierra de nadie que no han podido empezar el curso, que se tiran siete horas en el patio o que esperan impacientes en casa poder volver a clase. Los alumnos de 2º de Bachillerato observan angustiados los tochos que se tienen que tragar en pocos meses para aprobar la selectividad y encarrilar su futuro. Cada día que pasa con las aulas vacías es un fracaso colectivo. Esta situación no se puede prolongar más: son muchos los niños y adolescentes que están sufriendo las consecuencias de la intransigencia. Bauzá debe negociar el calendario de aplicación del trilingüismo y los sindicatos y profesores deben plantearse si para retomar el diálogo es razonable que exijan como condición irrenunciable la retirada de los expedientes a tres directores de institutos de Maó por desobediencia. La radicalización de las posturas lleva a un callejón sin salida donde se apretujan los estudiantes, víctimas de la incapacidad de los adultos de sentarse a negociar y buscar soluciones.