El Govern de José Ramón Bauzá hace aguas por todos lados. Ya sea en educación o turismo o ahora con su propuesta de Plan Hidrológico, que resulta una aberración de tal calibre que parece pergeñado por ese ideólogo del turismo mundial que es Carlos Delgado. Cuantos más detalles trascienden del mencionado proyecto-engendro, más hondo se hace el pozo de mi desesperación. Pozo que dentro de poco será la envidia de los acuíferos de las islas, que prácticamente quedarán desprotegidos, huérfanos de un alma caritativa que vele para que no los expriman hasta la última gota. Hasta la Abaqua, en un informe que desvela hoy este diario (desplace los globos oculares hacia la derecha, hacia la página 3), advierte de la falta de garantías y de protección del agua subterránea, un bien esencial, fundamental para las islas. La Abaqua es un organismo del propio Govern, por lo que imagínense hasta dónde llega la indignación de sus miembros, que no dudan en poner en peligro sus puestos de trabajo al denunciar lo que consideran un despropósito. ¡Incluso dejará de ser obligatorio que se separen las aguas pluviales de las residuales en los alcantarillados! Después de los cientos de millones que nos gastamos en Vila... Alguien debe poner coto a tamaña animalada.