a Unesco va declarar Patrimoni de la Humanitat l´acròpolis de Dalt Vila (el nucli de la ciutat d´Eivissa), les praderies de posidònia oceànica, llit de la rica biodiversitat marina de les Pitiüses, i la necròpolis feniciopúnica del Puig des Molins i l´assentament fenici de sa Caleta, vestigis dels primers pobladors de les illes. Els objectius que el Consorci està assolint són: Promoure i finançar l´execució d´obres, serveis i instal·lacions en general, com també la construcció i l´establiment de mitjans adequats de transport i comunicacions relacionats amb la declaració com a Patrimoni de la Humanitat. Impulsar la coordinació de les inversions que projectin les administracions públiques per a la realització de les obres, els serveis i les instal·lacions descrits. Promoure iniciatives i projectes culturals orientats a la conservació del patrimoni històric».

El texto anterior ha sido extraído de la web municipal www.eivissa.es y lo tomo como base para compartir estas notas para una reflexión sobre nuestro abandonado Patrimonio.

El Consorcio Eivissa Patrimonio de la Humanidad está integrado por el Ayuntamiento de Eivissa, Consell y Govern balear, quienes pagan por partes prácticamente iguales su financiación.

Para capitalizar el consorcio se solicitaron dos préstamos: 21.035.423,65 de euros, en 2001, y 21.000.000, en 2008, a pagar en 15 y 18 años, respectivamente, con un coste financiero cercano a los 24.000.000 euros. No nos ha sido facilitado el saldo en cuenta corriente.

De dicho capital se ha invertido únicamente un 40% en Dalt Vila, 100.000 euros en sa Caleta (compra de los terrenos, creo que por casualidad) y nada de nada en la necrópolis del Puig des Molins ni en la posidonia (según se desprende de la lectura de las 36 actas del Consorcio).

A la necrópolis se le asigna una partida inicial en 2001 de 40 millones de pesetas, que desaparece al año siguiente, y posteriormente otra de 257.147,64 euros que es retirada sin justificación en 2009.

Otro 40% se ha dedicado a bienes patrimoniales indirectos, como actuaciones en sa Penya, la Marina y Portal Nou, algunas de las cuales tienen escasa relación con el Patrimonio.

Un 20% de las inversiones (8.000.000 de euros) se ha dedicado o se proyecta dedicar a obras de difícil justificación, como fue la reforma de la avenida España (a la que el PP se opuso) o ahora a la reforma del Paseo de Vara de Rey.

Por otra parte, se sigue usando el dinero público de forma discrecional y con dudosa relación con los fines establecidos, para -entre otras cuestiones- abonar las obras de instalación de tuberías de abastecimiento de agua de un particular en Dalt Vila (15.368,08 euros).

La necrópolis es de titularidad estatal, cedida al Govern balear (75%). Por tanto, esta institución debe velar por el cuidado del Patrimonio y no despreocuparse y dejarla a su suerte como hasta ahora.

El argumento tan manido de que «de la necrópolis se deben hacer cargo otras entidades» porque «no es nuestra» (frases escuchadas en el pleno municipal y en la comisión del Pepri) es sencillamente ridículo y contradictorio con los fines establecidos, ya que nos priva a todos los ibicencos del cuidado, disfrute y mantenimiento de este espacio emblemático, cuando precisamente hay recursos para ello y, además, ilógicamente, extiende la responsabilidad a instituciones que ya forman parte del Consorcio.

La potenciación turística de esta excepcional necrópolis púnica sería un aliciente turístico que atraería visitantes durante todo el año y mejoraría nuestra oferta cultural, promocionando la ciudad e isla.

En nuestra moción aprobada en el pleno del día 8 de abril instamos a incluir en el orden del día de la próxima junta rectora del Consorcio varios puntos relacionados con la necrópolis, como la creación de un parque público que permitiría el cuidado de la zona y disfrute por parte de los ciudadanos, la redacción y ejecución de un plan de recuperación, el estudio y promoción de la explotación turística, la promoción de actividades de interés cultural y, sobre todo, dedicar el dinero de la reforma del Paseo Vara de Rey (dinero del Consorcio, no del Ayuntamiento) a la recuperación y conservación de los bienes declarados Patrimonio de la Humanidad.

Con este artículo quiero solicitar públicamente a los integrantes de la junta rectora que dediquen el presupuesto a los bienes propios de la declaración de la Unesco, primando la gestión del Patrimonio de la Humanidad sobre el destino político y electoralista de estos recursos.