Tertulia. No hay reunión en Ibiza donde no se lancen los más aventurados pronósticos sobre el alcance de la crisis y la ocupación turística de los próximos meses. El viejo fenicio se rasca la cabeza cuando lee que las previsiones de ocupación alemana han aumentado un 12% y disculpen que saque cifras en una tertulia. Pero necesitamos este dato para avalar lo siguiente. Cuando leí esta información en la prensa balear, yo ya conocía el loco afán de la consejería de turismo de Madrid, de Vascongadas y de Catalonia por hacerse con los rusos. Y con los alemanes, añado. Por esto no caí en la trampa de Bauzá. Son demasiados años de seguir los ardides (de los políticos) mallorquines como para caer en sus trampas semánticas y estadísticas. A fuer de repetitivos han acabado por ser transparentes. Como es lógico, una semana después lo avisan los empresarios turísticos pitiusos, es decir, cuando los políticos se refieren a un aumento del turismo alemán, es cierto, siempre y cuando quede circunscrito ¡a la isla de Mallorca! Ibiza a esperar en la cola. Estos individuos, más primos que hermanos de los ibicencos, suelen cuidarse mucho de desglosar las informaciones y las cifras, para vender virtualmente un éxito que solo se reduce, en todo caso, a Mallorca y nada más que a Mallorca. Este mismo fenicio ya hace años que usa una expresión que encuentra muy graciosa: 'efecto rebose'. ¿Qué es el efecto rebose? Muy fácil: no vendrá un sólo turista alemán mientras los turoperadores germanos no tengan llenos los hoteles de Mallorca. Cuando rebosen y les salgan los hamburgueses por las orejas, entonces y sólo a partir de entonces, comenzarán a mandar turistas a Ibiza.

Este fenómeno es muy irritante para los ibicencos, que suelen tener mejores ideas, más exotismo y más capacidad de innovación en el turismo del ocio nocturno que sus compañeros baleáricos. Pero estos aprovechan la pura fuerza demográfica para arramblar y apropiarse de lo ajeno. Incluso del dinero de los pitiusos. Y atención a la guerra que se avecina: Mallorca intentará acaparar todo el turismo de cruceros. Como ahora mismo está intentando captar el apetitoso turismo ruso, al cual pretenden canalizar hacia Mallorca y se sienten muy contrariados cuando en Rusia sólo les hablan de Ibiza. Bueno, de las discotecas de Ibiza.

Pero la guerra de los cruceros será feroz en los próximos diez años, si antes la contundencia de los políticos ibicencos no consigue imponer cierta dosis de cordura y equilibrio, pero ya podemos imaginar que esto es pedir peras al olmo. No es de extrañar que Ibiza desde el año 2000 al 2012 haya perdido 210.000 turistas alemanes. En parte es debido al enorme desgaste ecológico de nuestra isla, pero también al cambio de mecánica de los hoteleros, pues Mallorca ha recuperado en el mismo período 468.000 turistas alemanes. Se rasca la cabeza el fenicio..., la única solución es que los políticos ibicencos.... bah, pero es perder el tiempo... Están cansados.