Nadie pareció creer en España las razones de Argentina para nacionalizar, o lo que fuera, Repsol-YPF. Sonaba a excusa de tercermundistas envidiosos que se quedaban lo nuestro, hasta que Repsol-España decidió quitarnos la venda de los ojos y mostrar cómo se lo monta a costa de ´lo nuestro´. Su plan para desabastecer de bombonas de butano de precio regulado los puntos de venta de la isla de Ibiza es un modelo de programación. Puede estar Repsol satisfecha del éxito; no es fácil en la situación económica presente doblar beneficios de un día para otro. El terror que los lectores describen en el Diario al ver que se acaba la bombona grande sin modo de reponerla no conmueve a los tácticos del capitalismo salvaje de Repsol que multiplican el precio del gas: lo tomas o lo dejas, en un artículo de tan primera necesidad que sin él ni comes ni te duchas.

No renuncia Repsol al elemento sorpresa: sin previo aviso la gente encontró que solo abastecen al tendero habitual bombonitas al doble de precio. Sin competencia viable, Repsol esquilma el bolsillo de los ibicencos con una interpretación de la ley que en la práctica convierte en monopolio el negocio de la distribución de gas en Ibiza. También sin aviso, el plan Repsol incluye frustrar, mediante el desabastecimiento, la posibilidad de ir en coche al almacén de butano, consumir la gasolina (de estación de servicio Repsol) y el tiempo que encarecen aún más el precio del gas, con la emoción añadida de multas de tráfico por aparcar en la carretera del almacén y alguna hernia discal por llevar a distancia insalvable las bombonas. En otras latitudes, en la UE, se llama a estas cosas fraude de ley y las autoridades intervienen, que para eso están. Pero Repsol demuestra tener a Ibiza más secuestrada que a Argentina y Bolivia, que parecían tan lejanas. Aquí la autoridad se mira el ombligo y la oposición se dedica con profesionalidad a autodestruirse y autoexpedientarse mientras despluman a sus votantes con ignorancia de las normas antimonopolio vigentes en la UE.

Si algo interesa a nuestros políticos mientras Repsol nos despelleja tiene que ver con asuntos históricos de enjundia como el huevo de Colón, que parece primera competencia de la política local. Nimiedades como que la gente se duche o coma sin arruinarse importunan a esos bachilleres en Historia. Es hora de plantearse para qué nos sirven los que viven a nuestra costa con la excusa de luchar por el bien común pero cuando toca ni se enteran. Para qué pagar en las Pitiusas 4,7 millones al año a 126 políticos en dos consells y cinco ayuntamientos, y sus treinta puestos de confianza cuyos sueldos superan el millón anual. Para qué pagar a diputados de la Unión Europea 7.665,31 euros mensuales. Para qué pagar al Consell de Ibiza un millón anual para 16 políticos y nueve asesores y directivos. Para qué hay en Ibiza delegado del Gobierno, diputados y senadores. Diríase que les importamos un huevo... de Colón.