Uno de esos sujetos que hacen su agosto a costa del sueño ajeno aduce en defensa de su avidez que en Ibiza nadie cumple la ley. El argumento de Joan Riera es irrefutable porque los hechos le avalan. El ruido es el delito medioambiental de mayor tradición en Ibiza desde que lo fomentara el KU, vinculado necesariamente a la permisividad y pasividad de la autoridad competente. Que lo que nunca sirvió para nada, el Consell de Alcaldes, se proponga hacerse cargo del tema, garantiza que Riera sabe lo que dice y que sus vecinos seguirán sin dormir.

Por si cabía duda, nuestros alcaldes usan todo su ingenio para dejar que las cosas sigan como están: en vez de atajar el problema crean una ´Mesa de Salud Acústica´ y perpetúan la costumbre de que no se cumplan leyes ni ordenanzas. Jugar con el lenguaje no es invento suyo pero saben su eficacia para dar la vuelta a un asunto. A matar fetos se le llama ´salud reproductiva´ y el problema deja de serlo, excepto para los fetos, que no hablan. A matar el sueño de la gente se le llama ´salud auditiva´ y a otra cosa. Lo que es imposible de ignorar excepto a los sordos lo van a definir científicamente con unos ´mapas de ruidos´ que llevarán su tiempo y nuestro dinero; lo que exige la inmediata desconexión de enchufes y altavoces, impedir que se torture a los vecinos y reclamar daños y perjuicios a los transgresores enriquecidos a su costa, van a debatirlo el año que viene. Nos saldría más barato en dietas de alcaldes y mapas estériles que cada uno mandara hacer cumplir la ley en su pueblo a las fuerzas del orden. Eso acabaría hoy mismo el negocio abusivo de los muchos Rieras que hay en la isla. Pero a la espera de mapas y mesas, Riera puede mostrarse en extremo bondadoso y hasta va a poner, condescendiente, una pantalla antirruido.

En esto viene a Ibiza Andreu Bou, presidente del sindicato CSIF en Balears, y dice que Madrid no tiene ninguna intención de dotar a la isla de la nueva sede judicial que se reclama desde 1984. Para qué quieren edificio de justicia, pensarán en Madrid, si nadie cumple la ley. Fecha tan orweliana como 1984 es de por sí alegoría del estado de la justicia en Ibiza: el presidente del Consell de verdad, Vicent Serra, quiere dar ejemplo en costumbres locales y se propone torear la Ley de la Función Pública. Considerará a todo funcionario ´de atención al público´ para burlarla y que el catalán sea requisito para todos.

Los hoteleros de San Antonio, conscientes de que aquí nadie cumple leyes, se pagan su propio cuerpo de seguridad para defender el negocio. Con gran éxito: cuatro vigilantes «han cortado de cuajo los problemas de delincuencia y convivencia en un mes», ya que las fuerzas de seguridad «están desbordadas y no dan más de sí». No consideran los empresarios ´problema de convivencia´ que Riera y compañía impidan dormir a la gente del pueblo. Riera puede dormir tranquilo.