Ya que preguntan en la declaración de Hacienda si queremos colaborar con la Iglesia, no estaría de más otra casilla para pedir voluntarios a pagar a los partidos políticos. Por si acaso, ellos no preguntan: publica el BOE del 21 de junio la subvención a los partidos con representación en el Congreso, y solo para el primer trimestre de 2012 el PP se lleva «para atender a los gastos de funcionamiento ordinario» 7.677.545,40 euros del presupuesto. Le siguen otros veinte partidos a los que también pagamos sus gastos «ordinarios». Sin recortes. No se han enterado de que hay crisis porque no se aplican lo que exigen al resto y siguen subidos en la nube.

Embobados nos tienen los políticos que andan de acá para allá a la búsqueda de soluciones a nuestra crisis, que no es suya porque están vacunados: el BOE es la vacuna que usan en exclusiva en su propio beneficio. Y se revacunan con el boletín de cada Comunidad. Con gran eficacia, como muestra su ritmo de vida de viajes para reuniones inútiles, hoteles de lujo, declaraciones rimbombantes y futilidad de sus iniciativas. Entre sus logros han conseguido hacer creíble lo que publica Diario de Ibiza, que la forma de arreglar los asuntos privados es afiliarse a un partido político, como si de una mafia de intereses se tratara. Y eso han hecho algunos vecinos de sa Penya para evitar el derribo de sus viviendas: apuntarse al PP. Siguen el patrón de los muchos que viven de una política que dispone a su beneficio del erario y sin rubor declara de utilidad pública los negocios que más joroban al público cuando llenan el bolsillo de sus correligionarios. Un modo de hacer política que ni siquiera requiere de pensamiento lógico. Tarrés la despliega ante el pleno del Consell, donde proclama que la marca ´Ibiza´ es la segunda del mundo en valor tras la Coca-Cola sin explicar por qué su propio partido apoyó antes, desde la presidencia del mismo Consell, tirarla a la papelera y cambiarla por ´Eivissa´. Pero se cuida de entrar en la duplicidad que denunció el alcalde de Santa Eulalia Vicente Marí: en Ibiza sobran los ayuntamientos o sobra el Consell. Ahí se va en sueldos, edificios y papeleo el presupuesto que quitan a educación y sanidad. Sobran la mitad, pero un pacto de silencio entierra tema tan evidente y lesivo para la ciudadanía que dicen servir.

Toda empresa echa a la calle a quienes la arruinan, pero estos no se van porque no dan cuentas a nadie, actúan de hecho como dueños de la cosa pública. Otro de sus éxitos es conseguir que nos intervengan desde fuera por su ineptitud para conducir los asuntos públicos. Eso implica una pérdida de soberanía, porque nos gobernará alguien que no elegimos. Pero si nos dirigen desde fuera ¿para qué necesitamos a los de la vacuna? Si para que se vayan hace falta una intervención foránea, bienvenida sea, que llegados a donde nos han guiado es lo mejor que podía pasarnos.