En el entorno que evoca el 8 de marzo en Ibiza se oyen despropósitos a señoras muy serias que se obligan a declaraciones altisonantes. Políticas de la oposición hablan en nombre de la mujer como iluminadas que poseen el monopolio de lo femenino. Su credo sobre cuotas y aborto las lleva a la curiosa acusación al partido en el poder de que no ejecuta el programa que ellas defienden. Ni se les ocurre pensar que pueda haber otros programas sobre la mujer. Ni la deserción del voto femenino que sufren en las elecciones las saca de su convicción de poseer la única verdad, que incluye el derecho intocable de la mujer al aborto tal y como lo dejó el zapaterismo.

Parecen tan convencidas como Trinidad Jiménez, la exministra que atribuye contenidos que no constan en acta a la Conferencia de la ONU de El Cairo-94 (ICPD). Si Trinidad y sus huestes leen ese acta advertirán que en su ´Programa de Acción´, los delegados, deliberadamente, no incluyen el aborto en la definición de «salud reproductiva» y reservan expresamente a cada Estado individual la política sobre aborto. Ni las comisiones de seguimiento de la ICPD, ni la 4ª Conferencia Mundial de la Mujer de Pekin-95, ni sus comisiones, modificaron la definición, y los Estados miembros siguen en que el aborto no forma parte de la salud reproductiva.

Cuando las de Trinidad quieren deslegitimar al ministro Gallardón por legislar sobre el aborto, no pueden acogerse a la salud reproductiva como la define la ONU. Cuando dicen que el aborto es un aspecto principal del derecho a la salud reproductiva, retuercen y contradicen el párrafo 7.24 del Programa de Acción: «Los gobiernos darán pasos adecuados para ayudar a las mujeres a evitar el aborto, que en ningún caso se promoverá como método de planificación familiar». Nuestras promotoras del aborto como derecho que es «intolerable atacar», o que «supone la imposición al Estado de derecho de una moral religiosa», no se basan en el concepto de salud reproductiva acordado en El Cairo. Confunden sobre el tema de salud reproductiva, con asertos sin base ni citas, hasta hacer necesario el libro blanco que la World Youth Alliance ofrece en internet: «La investigación de documentos de consenso internacionales y tratados internacionales de derechos humanos revela que el aborto no es un componente de la salud reproductiva, a pesar de las insistentes demandas de varias ONG y cuerpos de seguimiento de los tratados. No existe un derecho humano internacional a la salud reproductiva. Los Estados miembros de las Naciones Unidas no deben ser presionados por organizaciones e instituciones a proveer servicios de aborto en sus políticas y programas de salud reproductiva. Es prerrogativa individual de cada Estado el desarrollo de sus propias políticas y programas de salud reproductiva». Que es en lo que está el Gobierno español hoy.