Las feministas oficiales de Ibiza se mudan de local y se quejan (las feministas oficiales siempre se quejan) de no recibir subvenciones suficientes. Y de lo malos que son los del PP por no dárselas y por no rendirse a su ideología. Lo último no es extraño, dado que entre la veintena de asistentes a la asamblea general de Dones Progressistes destacan varias concejalas y cargos de partidos de una izquierda que se identifica con ese tipo de feminismo. Una vez más, un grupo de interés, politizado por demás, apela a la cultura de la subvención para que paguen los demás en lugar de los interesados, que son pocas y poco propensas a pagar. Ni cinco euros mensuales de cuota. La distorsión social que crean esas subvenciones solo se desnudaría ilegalizándolas. Veríamos así entonces la entidad real de asociaciones que tienen voz y voto gracias al dinero del presupuesto y que a veces plantean modos de ver las cosas muy distintos a los del contribuyente que las sufraga.

Con lógica de mitin, la presidenta Beatriz Torreblanca dice a la asamblea que «con los recortes en educación sexual, que parece que vuelve a ser un tabú, aumentarán los embarazos no deseados». Supone con ello Beatriz una relación causa-efecto entre más educación sexual en la escuela y menos embarazos no deseados, cuando lo sucedido en España es exactamente lo contrario, como confirman las estadísticas de abortos y píldoras del día después desde que nuestros escolares reciben esa educación sexual. Porque ´educación sexual´ es un eufemismo de Beatriz para referirse a enseñar métodos anticonceptivos, en línea con la enemiga a la fertilidad en que vive el feminismo. Pero no debería llamar tabú a algo que no solo no está prohibido sino tan en boga que cualquier escolar nos alecciona hoy sobre píldoras o condones. Tabú, señora Torreblanca, es lo que está prohibido hacer o decir por convenciones sociales o de otro tipo, y hoy es tabú, por ejemplo, hablar de la virginidad como virtud, de celibato, de fidelidad en el matrimonio o de que el sexo tiene junto al placer un fin asociado a la procreación. O decir que un embarazo no deseado es consecuencia del comportamiento irresponsable de ella y él y no de falta de educación sexual. Es tabú hablar de matrimonio para toda la vida, de las bondades de la familia numerosa o alabar el papel de la madre como ama de casa.

El progresismo feminista vive hoy en una guerra contra la fertilidad llena de eufemismos que son tapaderas de lo que postula: ´IVE´ por aborto; ´educación sexual´ por anticoncepción; ´derechos reproductivos´ por aborto más anticoncepción más esterilización. Las mujeres, al menos la mayoría, tienen un instinto maternal que este feminismo no puede atacar a la descubierta para no chocar con todas. De ahí sus eufemismos, que no tapan otra cosa que sus propios tabúes.