Debe ser cierto que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Parece que el descalabro que los del PP tuvieron con las autopistas no les ha servido de escarmiento a tenor de las propuestas que ya barajan y que confirman las últimas noticias: El Govern admite que no ha abierto nigún expediente contra el ´Turama´. Los hoteles de 5 estrellas podrán aumentar su tamaño hasta un 40%. Sant Joan defiende su plan para un centenar de viviendas en Benirràs. Carta blanca a los hoteleros para modificar el uso de sus establecimientos y legalizar habitaciones piratas.

El Consell recupera proyectos que las fuerzas progresistas habían conseguido frenar y con la promesa de generar trabajo, magnífico pretexto, se nos habla de sacar adelante nuevos puertos deportivos, de abordar infraestructuras que no se especifican, de eliminar el blindaje urbanístico que tenían Roca Llisa, Benirràs, Punta Pedrera y Cala d´Hort, de que cada consistorio decida sus propios límites de desarrollo y de revisar el Plan Hidrológico de Baleares que reconoce ses Feixes como zona húmeda, circunstancia que dificulta los planes urbanísticos de los propietarios. ¿Les suena la música? Es la consabida huída hacia delante.

En el caso de los puertos, el señor Deudero, director general de Puertos y Aeropuertos, nos dice que solo se trata de adecuar la oferta a la demanda, argumento que vuelve a vendernos la historia de nunca acabar. Porque si se prima la demanda, cuando las nuevas instalaciones que se proponen sean insuficientes, habrá que construir más. Me pregunto hasta cuándo. Y el hecho de no especificar las ´otras intervenciones´ que proponen, ¿será para no soliviantar al personal? Pero eso sí, todo se plantea con un lenguaje políticamente correcto, con referencia a las exigencias medioambientales, a la sostenibilidad y al visto bueno de las administraciones locales.

Y para que los promotores no se amilanen, Deudero les regala una perla y les confirma que, si vienen mal dadas, «la discrecionalidad de Ports de Balears siempre podrá incidir sobre un proyecto». Se veía venir. Solo hacía falta que el mango de la sartén cambiara de manos. Lo cierto es que seguimos sin techo y en el «nosotros queremos más» de la canción que es pan para hoy y hambre para mañana. Si una cosa está clara es que Ibiza hace tiempo que dejó de ser lo que era y va camino de no ser lo que es.