Baleares sigue en el 2010 como cuarta Comunidad más abortista de España. Aumentan los abortos en Baleares hasta 3.295, y en el conjunto del país hasta 113.031, en paralelo a la venta de píldora del día después que creció un 83% (712.000 unidades). La exministra Pajín debe estar estupefacta con las cifras ya que nos aseguró que la venta libre de esa píldora la justificaba la cantidad de abortos que iba a evitar. Hubiera evitado su estupefacción con solo leer lo que había pasado ya con esa píldora en países cercanos. Al olor de la nueva ley del aborto aumentaron también las clínicas abortistas de 141 en el 2009 a 147 el 2010 y así aumentó el volumen de negocio con abortos subvencionados por todos. Las previsiones del anterior equipo del Govern Balear son que en 2011 los hospitales públicos hagan 600 abortos: en 2009 se hicieron 163, pero en el 2010, con la nueva ley ya en marcha, se han hecho aún menos (147), lo que anuncia otro espejismo de los poderes públicos. El lío de los números puede llevar a perder la perspectiva de la seriedad del tema, ni más ni menos que acabar con la vida de un ser humano en desarrollo. Se ha dicho que el aborto se abolirá con el tiempo como se abolió la esclavitud, cuando se reconozca la humanidad del feto como se le reconoció a otros seres humanos cuando se les dejó de considerar cosas útiles. Aún hay quien no soporta que los que lo pagamos opinemos sobre el aborto. Nina Parrón, presidenta del Consell de les Dones, se escandaliza en Diario de Ibiza porque la sanidad pública deje de pagar abortos, como si desconociera que las elecciones las ganó un partido que convenció a los votantes de no ser pro abortista, lo que está por ver, pero al menos su jefe juró el cargo de presidente del gobierno sobre la Biblia. Ella va más allá y acusa al director asistencial del Ib-Salut, Joan Veny, del «desconocimiento total que tiene este señor de muchas otras formas de violencia de género como la negativa de muchos maridos a practicar el sexo con preservativo». Se sirve Nina de las contundencias y descalificaciones tan al uso cuando se quiere sentar un tema sin respetar el derecho a opinar de los demás. Y su táctica para traer asunto tan serio a su terreno la lleva a meterse en cama ajena. Ella sabe lo que se debe hacer y no con el sexo, el suyo y el de todos. Un alivio que Nina no gane elecciones y nos ponga vigilantes de alcoba para hacer cumplir sus supuestos so pena de delinquir. La mentalidad totalitaria, y no leer, permiten esas actitudes sin percatarse de las barbaridades que justifican. Si Nina leyera sabría que la Corte Europea de Derechos Humanos dictaminó en 2010 que «no existe un derecho humano al aborto» y reconoció el «derecho a la vida del no nacido como un derecho legítimo». Y que la Convención Europea de Derechos Humanos subraya «el derecho al respeto a la vida privada y familiar», sin vigilancia ni imposiciones de terceros.