A principios de los años 70 ya se hablaba de mafias en Ibiza y no siempre relacionándolas de forma evanescente con el caciquismo.

Recuerdo con sumo placer la contratación de Xavier Cugat para que dirigiera una orquestina en el recién inaugurado Casino de Ibiza. Pero las expectativas no se correspondieron con la realidad, ya que aquel músico catalán universal que se hizo famoso en Hollywood, a pesar de la juguetona presencia de la murciana Charo Baeza, no andaba sobrado de facultades. Los años se cobran su peaje.

Pero la verdad es que Cugat pretendió llenar Ibiza de glamour y de ilusiones estelares. Más de uno picó, pocos.

Cugat, creyendo que estaba en América demandó al Casino, que no quiso prolongar el contrato. Perdió el caso y quedó muy escamado.

Cuando alguien le recordaba sus relaciones con la mafia en los casinos de Las Vegas, el catalán contestaba con aire displicente: «Yo he trabajado para señores de la mafia, pero ellos han cumplido siempre su palabra. La peor mafia de mi vida la he encontrado en Ibiza».

Y esto que todavía no se había publicado el libro de Santiago Miró sobre la corrupción en los municipios de Baleares, donde Ibiza cobraba un papel relevante. Algunos de aquellos funcionarios de los estertores del franquismo sabían dónde estaba el dinero y no tuvieron reparos en comenzar una carrera que ya jamás se detendría: corrupción, dinero negro, mafias (lo escribo en plural), amiguismo.

Ahora Ibiza maneja cifras colosales de dinero, cifras astronómicamente mucho mayores. Y queda muy poco para Ibiza y para los ibicencos que, una vez han vendido sus solares heredados, se encuentran al cabo de la calle y casi sin poder adquisitivo para llenar la cesta de la compra. Quien pueda disfrutar de una nómina ya se siente un privilegiado.

Y la corrupción organizada no se centra exclusivamente en el urbanismo y los crecimientos demenciales.

Es tal la masa de población flotante que ya existen organizaciones mafiosas que pretenden ocupar el nicho destinado a las drogas. Cada grupo se especializa en una droga o actividad. Para unos la heroína, para otros los cielos azules de la marihuana o el hachís; pueden ser unos ingleses y lo fueron los que pretendieron hacerse con el tráfico de éxtasis, incluso se tirotearon entre ellos en plena calle.

El año 2011 ha sido violento, oscuro: hemos salido en toda la prensa del mundo. Incluso la Camorra, muy acosada en Italia (esto va a rachas, ellos entienden bien el asunto) ha pretendido y de hecho ha conseguido establecerse en Ibiza.

Otro día es un argentino, se llame Corzo o Reno, quien explica ante el tribunal su bien organizada red familiar mafiosa. Ya le han caído ocho años y 20 millones de euros por blanqueo de dinero.

Ibiza tiene que aceptar esta contrapartida: si quiere turismo joven, de ocio nocturno y consumidor de drogas y mujeres, seguirá habiendo tráfico de drogas, tiroteos, secuestros exprés, palizas, asesinatos y delincuentes de todo tipo, incluso como esta mafia marroquí establecida para falsificar papeles a los inmigrantes.

Donde corra el dinero habrá mafias.

Además, Ibiza tiene fama de ciudad abierta, sin normas, sin policía, una percepción completamente falsa, porque en Ibiza caen como moscas. Y seguirán cayendo.