Por idénticas alturas otoñales se publicó hace 12 años ´España frente a Europa´, del filósofo Gustavo Bueno, editado por Alba Editorial, del mismo grupo que Diario de Ibiza. Y de forma inmediata –apenas quedaban semanas para el fin del milenio, no se olvide– apareció en estas páginas una entrevista con el autor en la que, ante la pregunta ¿qué hacer?, de tradición leninista, respondía: «Triturar las ideas opuestas. La izquierda en sus cúpulas más altas, Blair o Schroeder, es puro liberalismo. ¿Europeísmo? Hay razones pragmáticas evidentes a favor, pero es necesario mantener la distancia. ¿Qué queda del imperio español? Utilizo la distinción de ser y estar. Ser español es decir mucho, es muy metafísico, es una idea heideggeriana. El español no es una forma de ser. Pero sí es un modo de estar. Ocupa una posición. Nacer en España da una posición entre otras. A distancia del fanatismo musulmán y del subjetivismo luterano y del capitalismo».

La loba de la ruina española enseña sus feas orejas en el libro sea por el ingreso en la Unión o por la santa transición. La última semana fue irreversible en cuanto a la conciencia de que esto se acaba. La UE será lo que sea, pero seguro que nunca y jamás como hasta hoy. Y España aparece peor que nunca si por tal se entiende desde Trafalgar y Fernando VII. En la quincena que tenemos por delante en vez de atender a las pirotecnias de unos y otros, mejor sería leer a Bueno. En los libros no hay soluciones, pero caben verdades como puños.