Todo el mundo piensa que a los médicos nos gusta jugar a ser Dios. Un hecho que no es cierto porque nuestro objetivo es que las personas que requieran de un servicio sanitario puedan acceder a él para solventar cualquier tipo de dolencia que padezcan. Pero si tuviese que elegir un dios para los facultativos de la sanidad, pienso que el más apropiado sería el de Asclepio, dios de la medicina del panteón griego, el cual tenía el don de la curación y conocía muy bien la vegetación y en particular las plantas medicinales. Un ser que murió en las manos de Zeus por su atrevimiento: intentar resucitar a los muertos. Nosotros, los médicos, no intentamos resucitar a quienes las Eneidas deciden apartar de nuestro lado, tristemente no podemos, pero al igual que la máxima deidad del Olimpo decidió matar a Asclepio, el Zeus actual de la sanidad pública de Baleares también parece querer elegir quién vive y quién muere. ¿Por qué pienso así? Por la sencilla razón de que las altas esferas del Ib-Salut quieren controlarlo todo desde Palma, hasta tal punto que cuando un paciente implicado en un accidente de tráfico requiere de una intervención urgente de neurocirugía prefieren trasladarlo hasta Mallorca en vez de optar por un centro ibicenco (con el que tuvieron un concierto en dicha materia durante una década y con el que los seguros de coche trabajan), en detrimento de su salud e incrementando los costes de su atención. Los designios de los dioses, son a veces caprichosos.

Parece ser que desconocen una ley fundamental en neurocirugía: la ´hora de oro´. Este es el intervalo de tiempo que se extiende desde el momento del accidente hasta los sesenta minutos posteriores en los que una atención sanitaria, lo más rápida posible, permite salvar un gran número de vidas. Lo que ocurra durante esa hora puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, ya que en ella se pueden originar lesiones irreparables que ocasionen la muerte del paciente incluso en los días posteriores. Un hecho que desconocen, o que obvian, ciertas personas que dirigen la sanidad pública, tal vez porque no sean sanitarios sino economistas, ignorando todos los protocolos en neurocirugía avalados por los hospitales más prestigiosos de EE.UU. y de Europa.

Pero no hace falta ir tan lejos, ya que el propio Ministerio de Sanidad de España ya ha presentado un protocolo con recomendaciones a seguir por los servicios de emergencia. Este documento intenta, entre otras cosas, reducir el tiempo de llegada de los servicios de emergencia y la atención a los pacientes. Esto incluye mejoras desde la primera persona que llega al accidente, ya sea un guardia civil o un ciudadano, hasta que los servicios sanitarios sepan dónde llevar al accidentado para un mejor tratamiento. Un hecho que en Ibiza no se realiza, en ciertas ocasiones, tal vez por desconocimiento o, como digo, por órdenes de las altas esferas del Ib-Salut.

La sanidad pública está poniendo en peligro vidas de personas por faltar a la diligencia médica. Una realidad que, como ciudadano de Baleares, tengo la sensación que se arbitra como una rifa: si tienes suerte, en menos de una hora puedes estar en un quirófano en manos de un neurocirujano, y si desde Palma deciden que el paciente tiene que volar a Mallorca, puede ser intervenido quirúrgicamente, con mucha suerte, entre dos o tres horas después del siniestro. Un tiempo inconcebible para cualquier neurocirujano, excepto para la sanidad pública de Baleares. Con esta afirmación no defiendo que los neurocirujanos ibicencos que trabajamos en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario (el único centro en Ibiza que dispone de un servicio de neurocirugía las 24 horas del día los 365 días del año) seamos mejores que los compañeros que trabajan en Palma. ¡Todo lo contrario! Ellos son iguales, o incluso puede que alguno mejor que nosotros. El problema es la falta de sentido común que, por el capricho de unos pocos, provoca que las personas que sufren un accidentes de tráfico y que necesitan una intervención neuroquirúrgica urgente, no puedan hacérsela en Ibiza porque no quieren desde Mallorca.

Todas las personas que nos vemos implicadas en un accidente de tráfico tenemos el derecho a una consulta médica. Asimismo es importante que los ciudadanos sepan que, en el caso de que sufran un siniestro, además de ser atendidos en la propia ambulancia que se desplace al lugar de los hechos, o en centros sanitarios públicos de las Pitiusas, cuentan con profesionales en la Policlínica que les harán un seguimiento sin coste alguno, ya que se trata de un recurso implícito en los seguros de coche.

Por ello, y último, los neurocirujanos de la Policlínica abogamos primero por el sentido común. Y, por supuesto, por la necesidad de que la sanidad pública y privada lleguen a un acuerdo para que este tipo de acciones dejen de suceder en las Pitiusas. Además hay que recordar que la sanidad pública no nos paga por atender a estos pacientes, lo hacen sus propios seguros. No cuesta más a las arcas del Estado o de la Comunidad, incluso el coste es menor, por lo que es importante que nos dejemos ya de hacer demagogia y que se vele por dar la mejor atención a estos pacientes, que hoy, por hoy, en las Pitiusas solo podemos dársela en la Policlínica.

En 2013 será, además, de obligatorio cumplimiento esta premisa, ya que entrará en funcionamiento la Normativa Europea de Sanidad, en la que cualquier enfermo podrá elegir dónde quiere tratarse.