HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica y JOC (Juventud Obreras Católica) al afirmar «seguimos indignados con la situación pero alegres de la reacción», han manifestado como los sucesos del 15-M están dando sus frutos. Despertar la conciencia de tantos jóvenes, y no tan jóvenes, que viven en una situación insostenible donde la corrupción, la falta de valores y el fracaso parecía que tenían la última palabra.

Estos dos movimientos eclesiales han visto cómo sus reivindicaciones de estos años se han plasmado en un movimiento social y cultural en diferentes puntos de la geografía.

En su último manifiesto van perfilando qué es lo que se pretende con este movimiento. La revisión de instituciones y de actos y actitudes que damos por hechos y que deben cambiar para eliminar tantas injusticias que conviven cada día entre nosotros.

Piden la eliminación de los privilegios de la clase política con la revisión de sus salarios y sus pagas vitalicias, proponen diferentes actuaciones contra el desempleo, recuerdan el derecho a la vivienda formulando medidas a su respecto, exigen servicios públicos de calidad, plantean mayor control de las entidades bancarias prohibiendo cualquier tipo de rescate o inyección de capital a estas entidades, reivindican mayor control real y efectivo sobre el fraude fiscal y la fuga de capitales a paraísos fiscales, el fomento de la participación ciudadana y una democracia real, requieren una reducción del gasto militar y finalmente la revisión de las funciones del Senado para ver si realmente es un órgano necesario para el gobierno del país o es tan solo un multiplicación de cargos políticos innecesarios.

Lo más significativo de este manifiesto es que no es tan solo un elenco de quejas delante de una situación insostenible, sino que es una relación de propuestas que al enumerarlas uno se da cuenta hacia donde tenemos que caminar si realmente queremos salir de la crisis en la que estamos inmersos, una crisis económica pero también moral, o una crisis moral con unas repercusiones económicas.

Agustín García Calvo, que dio una charla el jueves a los indignados de la plaza del Sol, dijo a los congregados: «No debatáis sobre el futuro, lo que habéis hecho ya es mucho. Dentro de vosotros hay rebeldía, pero también obediencia». En otras palabras: los problemas del hombre no están en «la sociedad», ese ente abstracto, sino dentro del propio hombre.