El verano de 2010 fue también en toda España el de la «carabela portuguesa», cuya presencia en las playas obligó a poner en marcha un plan de recogida que permitió capturar 2.127 ejemplares. Además se contabilizaron 268 picaduras. Leo esta noticia de Efe Cantabria, porque en todas las costas españolas han sido muchas más.

No vale la pena alarmarse, la carabela portuguesa ya es una vieja conocida nuestra (lo fue siempre de muchos marineros y expertos). Su incidencia en las costas de Ibiza ha sido mucho menor que en otras playas andaluzas o murcianas, pero tampoco dispongo de todas las avistaciones. Entre Ibiza y Formentera, y en algunos casos cerca de las rocas, no fue nada extraño encontrarse con algún curioso ejemplar de este peligroso visitante que cruza el estrecho de Gibraltar para hacernos la puñeta.

De todas formas, la presencia es mucho menor durante el verano. Que yo recuerde suelen ser muy abundantes en Semana Santa y después se van volatilizando. Pero las hay durante todo el año.

La Pelagia noctiluca (la nuestra tradicional) es mucho más fastidiosa porque está en condiciones de aparecer y reaparecer en invierno o en verano o entre estación. Y cada vez hay más, son una auténtica plaga, potenciada por una sobrepesca atroz que ha extinguido en gran parte a los depredadores naturales y a causa también de estos aumentos remarcables de la temperatura del Mar Mediterráneo, que es un acumulador de energía.

El Instituto Español de Oceanografía ha constatado el gran aumento de medusas y no solo en el Mediterráneo. Han publicado en Biology Letters los estudios elaborados a lo largo de 50 años y no queda lugar a dudas. Durante los inviernos más calurosos se favorece la entrada de agua superficial por estrecho canal de Gibraltar, con lo cual se retroalimenta el fenómeno y se crean unas condiciones óptimas para la medusa, que se encuentra sin los peligros de los depredadores y con las ventajas de unas aguas –sobre todo las costeras mediterráneas españolas– con abundancia de alimento.

Nefasto para el turismo, por supuesto. Pero también causa grandes pérdidas al sector pesquero: las medusas se nutren de crías, alevines o huevas de peces. Nadie está a salvo, ni las piscifactorías ni las zonas pesqueras tradicionales.

El caso de la ´medusa asesina´, como le gusta denominar impropiamente a alguna prensa a la carabela portuguesa, es más peligroso. No asesina, pero causa daños que pueden ser serios. Lo mejor si se avista alguna es dejarla, no tocarla y avisar en todo caso. Si ya te ha picado, lo mejor es aplicar hielo y abundante agua de mar. No admite bromas, menos mal que en Ibiza y Formentera no son abundantes, a diferencia de la invasiva oleada de ´medusas velero´ que ocasionalmente inundan nuestras costas.