El hecho de que no se hable de su programa, en vez de a la reflexión les lleva a quejarse, como si fuéramos culpables de percatarnos de la falta de contenido en las propuestas de quienes optan a dirigir la sociedad. El «no hablan de nuestro programa» que dice uno de los incontables partidos surgidos en Ibiza antes de las elecciones, resume sin quererlo la situación de estos grupúsculos nacidos de excusas varias y de una razón evidente, la de no querer quedarse fuera del poder unas cuantas caras conocidas. Con las prisas han invertido los términos y sin otro programa que pedir el voto muestran ahora su insustancialidad, a veces hasta lo patético, como cuando ExC nos pide ingenuamente «más tiempo para consolidar» su modelo. O sea, que les votemos, que cuando sepan cuál es su modelo ya nos lo harán saber. Y es que son muchos los que se sienten llamados a arreglar nuestra vida, no sabemos por qué misteriosas razones; la novedad es que los interesados confiesen no saberlas tampoco. Pero todos ellos coinciden en lo de entrometerse en los aspectos más nimios de la vida de la gente, regular todo lo que no lo esté ya o crear un problema nuevo de toda actividad que la sociedad dirima espontáneamente para poder interferirla con estrictas y absurdas normativas. Han confundido la política con ponerse por encima de la sociedad como soberanos para ordenarla a su antojo, ese es su programa, y lo tienen consolidado sin necesidad de pedir más tiempo: no dejar resquicio alguno al funcionamiento autónomo, libre, de la sociedad. No creen que seamos capaces de organizarnos sin su intromisión minuciosa, como Gran Hermano que nos vigile como a niños de pecho. Esa convicción les lleva a proposiciones ridículas que provocan la hilaridad general, como las del increíble candidato a la alcaldía de Sant Joan. Después de lo de las setas todavía declara al periodista: «Hay que buscar una fórmula, no sé cual, posiblemente la explicaremos a lo largo de la campaña». No ha de buscar más fórmulas, las tiene todas condensadas en su sincera declaración: no sabe pero se siente con la misión de dirigirnos con fórmulas que aún no se le han ocurrido, y puede que hasta nos lo explique. No veo modo mejor de dejar en evidencia las carencias propias y la osadía de, a pesar de reconocer aquéllas, acometer la dirección de un ayuntamiento. Han acostumbrado a la gente a oír tal abundancia y repetición de tonterías y sinsentidos que nos llega a parecer normal lo estulto y vacío de sus propuestas y deben forzarlas hasta lo estrafalario si quieren hacernos reír. El más grave problema que tenemos con estos pretendientes al trono es que no creen en las capacidades de la sociedad y les falta un principio limitador de sus iniciativas; sus pretensiones se hacen más y más amplias y los medios usados para alcanzarlas más y más exhaustivos, detallados y entrometidos. Y abundantes, que hasta doce partidos o coaliciones se presentan a las elecciones en una isla del tamaño de Ibiza. Cualquiera de sus ocurrencias les acredita para ignorar el derecho a la propiedad privada, nos cambian la hora ignorando al sol, nos salvan la vida con lo del tabaco y nos la quitan con el aborto y la eutanasia, nos fríen a impuestos y los derrochan en autobombo y clase business, y nunca tienen suficientes secretarias, funcionarios a su servicio y vigilantes de que los ciudadanos que mantenemos el tinglado cumplamos sus paralizantes normativas. Así se convierten ellos, en vez de en solución, en el más grave problema de una sociedad a la que roban progresivamente espacios de libertad, en demasiados casos con una corrupción proporcional a su desmesurado número, que obliga a que el Poder Judicial demande la ampliación del número de tribunales dedicados a perseguirla. Se han olvidado, si es que nunca lo supieron, de que la sociedad les antecede y si los necesita es solo para los temas que no pueda solventar por sí misma. Parafraseando al candidato de las setas y las fórmulas, quienes de verdad «hemos de regular esta situación» somos la sociedad que mantiene tanto indocumentado dispuesto a hacer de dictador si le damos la oportunidad.