Asistimos en los últimos días a cruces de declaraciones entre responsables políticos sobre los problemas, actividades e inauguraciones ´encubiertas´ del Cetis. El tema sorprende y nos debería escandalizar por los contenidos del temario, como los de ciertas televisiones llamémoslas del corazón. Me enfrento a su periódico viendo cómo el debate se enreda, se aleja de la realidad y se disfraza para engañar al ciudadano y despistarle sobre la realidad de este edificio, cuyo proceso de construcción, adjudicación y apertura debería indignar hasta al más sosegado.

El verdadero debate, al menos aquí en Ibiza y no en Úbeda, no debería ser si los adjudicatarios del transporte público queremos o debemos iniciar nuestra actividad en este edificio mañana o pasado, ni si el Ayuntamiento ha inaugurado o no de forma ilegal y en precampaña sus instalaciones, con multitud de políticos sonriendo en las fotos, tampoco si el parking es gratuito o, como siempre, obligará a los ciudadanos a pagar por su uso, ni siquiera se centra en si hay o no señalización. El debate, la verdadera política que se está obviando, se resume en una sola palabra: especulación.

¿Dónde están los titulares en los que se pregunte quién y por qué hizo una permuta solamente del 7,5%, y compró por 6 millones de euros una segunda torre cuyo precio no debería haber superado los 3 millones de euros, pagando el doble (es decir, mil millones de nuestras pesetas) por ella, que los pagaremos todos de nuestros bolsillos y que han dejado al Ayuntamiento de Ibiza con una deuda millonaria? ¿Dónde están las preguntas de los periodistas en ruedas de prensa ávidos de respuestas para conocer quién firmó un reglamento de funcionamiento de la estación que parece una Constitución? ¿Por qué no le cuestionan a la señora alcaldesa, Lurdes Costa, quien estos días se llena la boca de argumentos para defender sus actos promocionales, cómo piensa pagar el absurdo canon que ella y su antecesor, aceptaron, firmaron y bendijeron con la concesionaria y que ronda los 1,5 millones de euros al año, durante los próximos 35 años? Es decir, el Ayuntamiento o el Consell o los ciudadanos pagarán a la concesionaria de la estación, como mínimo, 60 millones de euros (o lo que es lo mismo, más de 10.000 millones de pesetas) por su uso.

Asisto con incredulidad a las declaraciones de una señora, soberbia en su actitud y pose, que no explica a los ciudadanos para los que trabaja que ese canon se traducirá en una subida de cada billete de autobús en al menos 50 céntimos. Leo, escucho y veo a una alcaldesa que no es capaz de reconocer que el Cetis es un ´monstruo´ que ha arruinado a su Ayuntamiento, y que su puesta en marcha como estación de autobuses se va a traducir en un encarecimiento de un servicio que ya sufre el presupuesto más bajo del archipiélago. Nuestra querida alcaldesa acusa a las empresas que efectuamos el transporte regular de pasajeros de querer boicotear la puesta en marcha de una estación peligrosa, mal concebida y peor ejecutada, sin reconocer que esos errores son suyos, que ese desaguisado económico es su responsabilidad, y no la nuestra, y que los ciudadanos no deberían sufragar sus enormes errores.

Informen al pueblo de en qué se va a traducir esta estación, díganle cómo fomentan desde nuestras instituciones el transporte público, encareciéndolo. Coméntenles de qué forma nuestros políticos han construido con impunidad 40.000 metros cuadrados de oficinas sobre una zona de uso deportivo, donde se deberían haber impulsado canchas de deportes que aliviasen las carencias existentes en Vila en este ámbito y sobre todo en ese barrio, que carece de ellas. Díganles que, además, de cobrarles más por cada viaje que efectúen, les quieren meter en un sótano que podría convertirse en una ratonera en caso de incendio, como demuestra el informe efectuado por el mejor equipo nacional de peritos contraincendios, y sobre todo explíquenles por donde se podrá evacuar a los discapacitados que se hallasen dentro de la estación. Recuérdenles la importancia de tener mano izquierda, de actuar con inteligencia, humildad y, quizás, capacidad de negociación, para evitar que al final el pato lo paguemos los de siempre.

Pero usted siga a los suyo, señora alcaldesa, siga anunciando proyectos y quimeras millonarias, inaugurando edificios ilegales y regalándonos esos otros titulares, los del pan y circo.