Después de haber escrito en el pasado tantísimas veces sobre el Castillo, denunciando las barbaridades que se habían cometido en él, no creía oportuno dar una vez más mi opinión, pero a la vista de los valiosos restos que van apareciendo y que, de seguir así, pueden ocasionar un retraso considerable en la apertura del parador nacional, creo que es mi obligación volver a escribir sobre este asunto.

Era de cajón que estos valiosos restos arqueológicos se descubrieran. ¿No se encontraron en el interior del Museo Arqueológico unos muros enterrados que serían los restos de la mezquita que había allí? ¿No se encontraron al pie del Mirador, en la calle Santa Maria, unas construcciones púnicas? ¿No se encontraron en la excavación que se hizo entre el edificio Poulet y la muralla que daba al jardín del Obispado unos muros que, según se dijo, eran bizantinos o romanos, en fin, antiquísimos? Y cuando se hizo un rebaje en el suelo para que la luz natural entrase por las originales ventanas que se hicieron en la sala que restauró Elías Torres, ¿cuántas cisternas púnicas se descubrieron, que fueron documentadas y de las que tuvo conocimiento la Comisión del Patrimonio, de la que yo formaba parte?

Igualmente ocurrió cuando se hizo la famosa escalera y cuando, al recubrir los muros con piedras rectangulares, se dejó de colocar una para que los que subieran por ella pudieran ver lo que quedaba de la cisterna púnica que allí habían hallado... (Pero estaba meridianamente claro que la gente tomaba aquello por una original papelera y hubo que taparla, poniendo la piedra que faltaba). Y detrás del Castillo, al pie de la Torre del Homenaje, en lo que era la casa del comandante militar, ¿no se destrozaron los restos visibles, por no estar enterrados, de la muralla árabe que estaba allí?

En mi opinión, absolutamente todas las actuaciones que se han hecho, hasta que se decidió que el Castillo sería un parador, han sido atentados al pasado histórico del edificio. Ahora se han encontrado unos elementos muy valiosos, pero ya veremos lo que se hallará cuando se haga el pasaje peatonal con cinta transportadora en doble sentido de marcha, que unirá el parking exterior con el pozo del ascensor... Seguro que dará de qué hablar. Viendo el plano que publicó el Diario el pasado miércoles 19, ¡no oso ni pensarlo!

Es indispensable que haya una estrecha colaboración entre todas las personas implicadas: arquitectos, políticos, las constructoras, los arqueólogos... Se han destrozado tantas valiosas casas en Eivissa que no podemos permitirnos que, con la excusa de hacer el parador, pasemos por lo mismo. Al contrario, incorporando estos hallazgos en su interior, esto le daría un enorme valor añadido.

Quizá habría que modificar su acceso. En el pasado se habló de que la recepción del hotel sería en el interior de las casamatas del baluarte de Sant Bernat, a donde se llegaría por un ascensor que se iniciaría al pie del baluarte, por su interior. Esta recepción sería extraordinariamente bella, espectacular, con sus arcos, posiblemente lo mejor del Parador. Y después habría que estudiar la conexión con los bajos del edificio Poulet para acceder al interior del Castillo.

Naturalmente yo escribo solo por lo que he leído en el Diario y deseo que se encuentre la solución perfecta para que sus restos arquitectónicos y arqueológicos sean puestos en valor, pero que esto no sea la causa de que las obras se eternicen o se paralicen, pues no olvidemos que, desde 1972, que el conjunto se traspasó al Ayuntamiento, ha habido que esperar muchos años para que, después de desmoronarse, se construya ahora, por fin, algo que puede y tiene que ser el orgullo de toda la isla.