Finalizadas mis vacaciones ibicencas, he pasado unos días en Cala Fenals, una playa de la Costa Brava que queda entre las poblaciones de Lloret de Mar y Blanes. Menciono el lugar porque puede servirnos de ejemplo a quienes, con excesiva frecuencia, estamos encantados de conocernos y, por así decirlo, nos miramos demasiado el ombligo.

La playa de Fenals tiene un kilómetro de profundos arenales que forman un semicírculo perfecto rodeado de pinos. En esto no hay diferencia con nuestras playas y calas. Lo que ha llamado mi atención son sus equipamientos. Un magnífico paseo bordea todo el largo de la playa y tiene cada 20 metros una torre de luz, altavoces alimentados con energía solar para emergencias y seis WC que se limpian dos veces al día. Grandes paneles advierten al bañista de los servicios que puede encontrar y de lo que no puede hacerse en la playa, caso de acudir con perros, que puede suponer una sanción de 400 euros. He contado 114 contenedores colocados estratégicamente, grandes y de diseño, para papel, vidrios y envases. La playa cuenta con un Centro Polivalente de Interpretación Medioambiental, señalización de rutas de senderismo, puntos de salida de excursiones marítimas, información del estado de la mar y temperatura del agua, área infantil y zona deportiva para juego de palas, balonvolea y aparatos de gimnasia. Dispone asimismo de tres torres de vigilancia, duchas cada cien metros, oficina de información, un centro de la Cruz Roja con asistencia a personas con minusvalías y pasarelas de madera que permiten llegar al mar con comodidad. Las aguas están perfectamente balizadas y en las arenas se ha minimizado la ocupación de hamacas y parasoles de alquiler. ¡Ah! y he visto también policía de playa. Excuso decir que el montaje se sostiene con un estricto mantenimiento. Todos los días, a las siete de la mañana, varias máquinas rastrillan las arenas que quedan alisadas y limpias, se recogen las basuras y se riega el paseo. He pensado en Ibiza. Aquí nos cuesta entender que el turismo es una industria que, como cualquier otra, exige inversiones.