Ya estaba empezando a aburrirme. Menos mal que el inefable equipo técnico de arte y patrimonio de Lurdes Costa sale en nuestra ayuda una vez más. Sandra Mayans, escamada pero no ingenua, esta vez ha esquivado el charco y ha hecho bien.

Digo todo esto cuando veo una foto genial donde se presentan las últimas adquisiciones del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Ibiza, un museo inexistente, nacido en 1970, cerrado en largas temporadas y ahora quizás definitivamente, que esto nunca se sabe. Sale carísimo y apenas convoca a los turistas, ni a los residentes ni casi a los propios artistas.

Yo apoyé estas obras de reforma y han salido rentables, porque bajo el MAC hemos encontrado los restos de la ciudad fenicia o púnica. Un hallazgo de oro, un milagro, que se malogrará si no cambiamos de alcalde y de partido (Can Botino, Murallas, enladrillado de Dalt Vila, la enculada del Papa en l´Hospitalet, etc. no son un aval muy atractivo).

Y el diablo cuando no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas. Es decir, han presentado las obras de Isabel Echarri, Zush (se ha vuelto a cambiar de nombre y se hace llamar Evrugo) Erwin Bechtold y, pásmense ustedes, una presunta pintura de autor desconocido, pero que se ha dado a conocer –con el aval de la licenciada Ruiz Sastre, directora del MAC– al poco público que sigue estas cuestiones como un Goya. No, ¿pero qué digo un Goya? De ser un Francisco de Goya y Lucientes el presuntamente generoso Isasi Isasmendi lo iba a regalar: un «atribuido» a Goya.

Salen con la misma estrategia de Elmyr: eso puede ser atribuido a Modigliani, pero es un Elmyr, yo jamás lo he firmado, pero es un Modigliani puesto que se lo atribuimos.

Esto no es un Goya, pero si decimos que es un atribuido a Goya entonces, oh Dios, estamos ante una pieza de gran valor. ¡Un Goya en Ibiza!

Gloria en el Altísimo que eso parece una maniobra vengativa del Opus Dei al estilo Dan Brown para desembarazarse de este equipo laico que expuso una pintura donde un borde pretendía sodomizar al Papa Wojtyla, siendo que fue a la inversa, el Sumo Pontífice polaco sodomizó al comunismo.

¿Qué quieren que les diga? A mí me ha hecho mucha gracia, porque es una maniobra tan burda que les deja a salvo de cualquier crítica. Ni siquiera los críticos oficiales y contumaces contra el MAC han abierto la boca.

Para empezar, una obra del siglo XVIII o del XIX no puede ser contemporánea. Además, un señor como Isasi no va a quedar en ridículo regalando una piltrafilla, una mala copia. ¿Se han asegurado de que no sea una copia que Narcís Puget hizo en sus años de estudiante por ahí?

Yo, que no soy especialista, la veo reproducida en una web y observo al menos tres elementos que la hacen difícilmente atribuible a Goya. Ni el peor enemigo de Goya se la atribuiría. Pero estas cosas pasan en Ibiza, tierras de Smilja, tierras de Elmyr de Hory, de Clifford Irving, de Robin Maugham. Si Goya viviera les pondría una demanda por difamación.

La crítica oficial de Ibiza, sobre cuya solvencia no tengo ninguna duda, no ha dicho nada, señal de que están de acuerdo. Cualquier obra es atribuible y en especial ésta, que podría ser atribuible a un centenar de pintores del XIX y de otros tantos de finales del XVIII.

Incluso los picassos de Elmyr que tengo en casa son atribuibles. Pero no este adefesio, por Dios. Ni siquiera es del valenciano Asensio Juliá y acabo de dar otra pista. Hubo un tiempo en que los goyas atribuidos llegaron a ser miles. Como los mirós o los modiglianis. El tiempo y los expertos del Prado los han borrado.

No nos hagamos mala sangre: gracias a la crítica oficial pitiusa, al MAC y a Lurdes Costa por este buen rato y sobre todo gracias por este regalo atribuible al cineasta Isasi. Impagable.