Ante la caterva de malas noticias con que últimamente estamos siendo bombardeados hubiera estado encantado de poder escribir estas líneas con una nota de optimismo y lejos de la necesaria polémica que, seguro, va a ocasionar.

¿Qué pasa con las cúpulas de estilo barroco que cubren algunas capillas del templo del Convent de Dalt Vila? ¿O es que son demodés y que hay que adornarlas construyendo un hermoso torreón, justo detrás del muro del presbiterio, casi pegado a la capilla del Santo Cristo del Cementerio?

Creo que lo mejor que pueden hacer los lectores de este artículo es subir a Dalt Vila y, desde el baluarte de Santa Lucía, adentrarse un poco en él y contemplar la perspectiva de la cubierta de la iglesia, dominada posteriormente por el campanario de la catedral. Es una imagen muchas veces repetida y de la que hasta el Consell hizo un bonito póster, que debe adornar más de un hogar ibicenco.

¿Pero qué van a ver ahora?

En unas obras que se están llevando a cabo en el Ayuntamiento, alguna lumbrera ha hecho un proyecto carente completamente de respeto para nuestro pasado, ignorando completamente el cariño que todo ibicenco tiene que tener para conservar todo lo que nos dejaron nuestros progenitores. Confío que lo proyectado por esta lumbrera, carente de luces, habrá pasado inadvertido a nuestros representantes; sí, confio que no lo hayan visto, pues de lo contrario les aconsejaría que vayan corriendo para que les gradúen la vista, pues bien necesitados estarían de ello.

Me explico. Y aquí no puedo evitar recordar cuando escribí sobre la necesidad de asegurar los trabajos que se hacían para canalizar las aguas negras y menos negras que, atravesando el baluarte de San Juan, eran conducidas hacia la Marina. Hubo que esperar cuatro meses (escribí erróneamente tres, aunque deberán disculparme, pues a mis 83 años me puedo equivocar) para que aquello que denuncié en este periódico el 24 de noviembre, fuese tenido en consideración 120 días después. Menos mal, ¡ya era hora! y no hablemos de las enormes molestias que ese retraso acarreó.

Pero esta vez no será lo mismo. Estoy seguro de que el mismo día que los lectores del Diario lean estas líneas serán muchos los que van a apoyar mi enérgica protesta por esta pifia que va destrozar, en parte, una de las cosas más bonitas que tenemos en Eivissa.

Se va a colocar un ascensor en el Ayuntamiento, cosa muy normal y que hay que agradecer, pues supone una comodidad, pero lo que no es normal es que la lumbrera que lo ha proyectado, haga en la parte superior la caseta de los motores. Posiblemente esta lumbrera ignora que hay ascensores hidráulicos que no necesitan caseta superior.

Esta caseta cuyos pilares ya estan construidos y que sobrepasan varios metros la parte superior de la capilla de Santo Cristo del Cementerio son ya de un impacto terrible y más lo serán cuando un forjado una estos pilares y la construcción sea más importante.

Creo recordar que todo lo que circunda las iglesias y monumentos históricos está severamente reglamentado y seguro que esta caseta es ilegal y si el asunto acabara en los juzgados la harían demoler. No por estar sobre la iglesia de San Domingo, que no lo está, pues se está haciendo sobre el Ayuntamiento, pero sí afecta, por su proximidad, a la cúpula de la mencionada capilla vista desde diferentes ángulos.

Unos amigos míos me decían que a lo mejor se podría adornar su cubierta: rotundamente digo que no. Se pone un ascensor hidráulico y entonces no sería necesaria la caseta, quitando los pilares construidos, pues el mecanismo estaría en la base. O se conserva el ascensor inicial, suprimiendo la última parada y así se podría bajar la caseta para que no se viese ese horrible feo entre las tejas de la cúpula.

Repito: creo que además de horrenda es ilegal y estoy convencido que nuestros ediles no querrán cargar con esta responsabilidad. Me parece que es de juzgado de guardia.