Iñaki Urdangarin, el deportista olímpico que se casó con la Infanta Cristina en octubre de 1997 en la catedral de Barcelona, culmina con la confirmación de la sentencia de cárcel el particular descenso a los infiernos que comenzó en 2010, al destaparse las sospechas sobre sus actividades en el Instituto Nóos.

Antes de entrar en la cárcel, en Ginebra, apartado de la Familia Real y sin el título de duque, Urdangarin apura sus últimos días en libertad.

La imagen de yerno perfecto del entonces rey Juan Carlos que había proyectado en un primer momento se desvaneció hace ocho años. Y también la del deportista atractivo que capitaneaba el combinado nacional de balonmano. Mantiene hasta ahora la imagen de amante padre de sus cuatro hijos y de esposo.

Hasta saltar a las primeras páginas por el escándalo del caso Nóos, el marido de la Infanta había ejercido brillantemente ante la opinión pública su condición de yerno ideal del Rey: empresario, deportista, atractivo, educado, simpático y amante de los niños -de sus cuatro hijos y de todos sus sobrinos.

Iñaki Urdangarin: La caída del yerno perfecto

Iñaki Urdangarin: La caída del yerno perfecto

La caída de Iñaki Urdangarin. Vídeo: L.T.

Pero su gestión al frente del Instituto Nóos motivó el traslado de los entonces duques de Palma a Washington en 2006 como consejero de Telefónica Internacional y fue el punto de inflexión de su relación con la Familia Real que, hasta entonces, había sido perfecta. Después, el destino elegido para huir de los focos y del juicio de la opinión pública fue Ginebra.

La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se conocieron en 1996, cuando la hermana de Felipe VI fue a saludar a la selección española de balonmano en los Juegos Olímpicos de Atlanta (Estados Unidos). La relación fructificó y la pareja se casó en 1997.

Inicialmente, establecieron su residencia en Barcelona, primero en un piso y, posteriormente, en el palacete de Pedralbes, cuya adquisición fue controvertida en su día, así como su gestión tras formar parte de la lista de bienes embargados. Finalmente, fue vendido por 6,9 millones.

Urdangarin, de 50 años, es de Zumárraga (Guipúzcoa), aunque creció en Barcelona y es el penúltimo de los siete hijos que tuvieron Juan María Urdangarin Berriotxo, un ingeniero industrial vasco fallecido en mayo de 2012 y Clara Liebaert, de ascendencia belga.

Trayectoria deportiva

Estudió en los Jesuitas de Barcelona, un colegio en el que empezó a jugar al balonmano, y en los Marianistas de Vitoria, donde terminó el bachillerato.

A los 18 años, comenzó a jugar en el Barcelona de balonmano, donde desarrolló toda su actividad deportiva hasta el año 2000, en el que anunció su retirada.

Empezó entonces la trayectoria del otro Iñaki, empeñado también en tener éxito en su nueva faceta profesional y que ha terminado por derrumbar su imagen.

Miembro primero y vicepresidente, después, del Comité Olímpico Español, trabajó en Octagon Esedos y Motorpress Ibérica, compañías de marketing deportivo, antes de fundar, en 2004, Nóos Consultoría Estratégica, cuyas actividades investiga ahora el juez.

Cuando en marzo de 2006 fue nombrado consejero de Telefónica Internacional y trasladó su residencia a Washington, se produjo el primer distanciamiento de don Juan Carlos, que quedó patente cuando en diciembre de 2011 y, tras semanas de informaciones y comentarios, la Casa del Rey anunció que el duque dejaría de participar en actividades oficiales por su conducta "no ejemplar".

Adiós al ducado de Palma

Aunque las distancias están marcadas de manera oficial -fue suprimido de la sección personal de la web de la Institución-, Urdangarin volvió a coincidir personalmente con el Rey Juan Carlos en alguna ocasión. Además también se ha encontrado con doña Sofía durante las visitas de la Reina a Washington y ahora a Ginebra.

En junio de 2015, Urdangarin vio cómo perdía el título de duque de Palma. El Rey Felipe VI se lo retiró a su hermana Cristina, a quien se lo había otorgado su padre don Juan Carlos en 1997.

Mientras tanto, el ex duque de Palma atravesaba un calvario judicial y mediático con su paso y el de la Infanta por el banquillo del caso Nóos y su condena de cárcel, dictada el 17 de febrero de 2017, y ahora confirmada en sentencia firme.