- Multimedia
- Servicios
- Clasificados
Ver más galerías relacionadas
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
J.M.L.R.
La noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasLa noche del 18 al 19 de diciembre, el torrente de Buscastell no solo canalizó más agua que nunca desde hacía medio siglo. Durante la tormenta, oleadas de rocas y tierra desfiguraron radicalmente su orografía y destruyeron a su paso caminos, muros, bancales y acequias. El efecto fue devastador, aunque dejó huella en forma de bonitas y profundas balsas naturales. Un Zona Cero muy bucólica.