Muchos de los robos que ha sufrido Formentera, ocho desde el 28 de noviembre hasta el pasado fin de semana en casas diseminadas, se han regido por el mismo patrón. El botín siempre se ha centrado en joyas y dinero, descartando aparatos electrónicos y otros objetos de valor. La herramienta utilizada ha sido una pata de cabra para forzar las puertas, y salvo en uno de los ocho casos, de los que se tiene conocimiento público, no había ninguna persona en el interior de la vivienda cuando se perpetró la violación de los respectivos domicilios. Además, el ladrón o ladrones siempre utilizaron la misma vía de huida, campo a través. En todos los casos aprovecharon que los propietarios de las viviendas se encontraban fuera de su casa e incluso de la isla por acontecimientos como el partido de la Copa del Rey que se jugó el pasado 29 de noviembre en Bilbao.

Estos son solo algunos de los factores en común de todos los robos que maneja la Policía Judicial de la Guardia Civil, que está investigando estos delitos con discreción y sin pausa. El único caso que se sale de estos parámetros fue el de la casa forzada e incendiada en la zona de Cala en Baster, el pasado 29 de noviembre, que generó preocupación e indignación entre la población.

Dos casos más

Este periódico ha podido hablar con dos afectados más de los robos perpetrados el pasado 28 de noviembre en la zona del camí baix de Porto-Salè, víspera del partido de fútbol en Bilbao. Todos ellos son vecinos y se desplazaron con el grupo de aficionados del Formentera a esa ciudad. Los tres robos se produjeron la misma noche con las casas vacías. En una vivienda robaron relojes de oro por valor de 60.000 euros y dinero en efectivo, 1.200 euros. En otro domicilio cercano forzaron la puerta con el mismo sistema, con una pata de cabra, y se llevaron todas las joyas y bisutería femenina más 400 euros en metálico. Como en todos los domicilios allanados, los ladrones, o el ladrón, pusieron literalmente la casa patas arriba vaciando cajones y armarios para dejar todos los efectos en el suelo, dejando la vivienda revuelta. En este caso la propietaria no supo valorar las piezas que contenía su joyero pero muchas de ellas tenían un gran valor sentimental.

La tercera casa en la que volvieron a entrar esa misma noche fue la de un vecino que convive con su padre, quien tras regresar del Club de Jubilados de Sant Francesc se encontró con toda la casa levantada. Éste enseguida llamó a su hijo, que se encontraba en Bilbao y que presentó denuncia al día siguiente. Dicho robo, al igual que el resto de los descritos, se realizó entre las 20 horas y las 24 horas. En esta última casa se llevaron 150 euros, relojes y joyas como cadenas y cruces.

Inseguridad y protesta

Todos los afectados por estos robos entrevistados por este periódico coinciden en manifestar la sensación de impotencia, indignación e inseguridad en la que viven desde que fueron víctimas de los mismos. Esa sensación se ha trasladado a la población en general, de tal forma que se ha convertido en colectiva y se ha introducido en las conversaciones del día, provocando un cambio en los hábitos de seguridad doméstica. Esto ha generado un movimiento ciudadano espontáneo, que ha convocado esta tarde a las 20 horas una concentración en la plaza de Sant Francesc para exigir más seguridad.