El calentamiento global provocado por la contaminación genera situaciones anómalas en la naturaleza de todo el mundo. Y las Pitiusas no se salvan de esta amenazadora cadena. La presencia de cientos, tal vez miles de medusas la pasada semana en el puerto de la Savina, en Formentera, podría estar vinculada principalmente al calentamiento del mar.

Josep Maria Gili, investigador del Instituto de Ciencias del Mar, explica que los celentéreos que coparon prácticamente todo el espejo de aguas del puerto son de la especia Pelagia noctiluca, y llegaron probablemente «arrastrados por las corrientes y los vientos de mar abierto a costa».

Este experto en biología marina explica que esta especie de medusas, «la más abundante de las grandes especies del Mediterráneo», tienen dos generaciones [épocas de reproducción] al año y la primera llegó a las costas antes del periodo de baños». «La segunda -añade-, que normalmente llega a finales de año, si es que llega porque las aguas son más frías habitualmente, es la que está llegando ahora».

¿Por qué? Gili explica: «La temperatura del agua costera sigue siendo alta, unos cuatro grados más de lo habitual por estas fechas, o incluso más».

Fuera de tiempo

Por este motivo, en las costas de las islas «hubo más medusas que en las catalanas, pero todo se adelantó a finales de primavera y ahora se vuelve a adelantar a finales de verano/otoño».

Para los expertos, este año está siendo «extraño» por el calentamiento «superior al esperado» de las aguas y por «el cambio estacional de los máximos de producción biológica» de esta especie.

Los ejemplares que aparecieron en la Savina (este diario facilitó imágenes al experto por correo electrónico) «son relativamente pequeños y ello lleva a pensar» que pertenecen «a los primeros enjambres que pueden llegar a la costa, ya que lo esperado es que crezcan más», considera el biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar.

Sólo durante dos o tres meses

Otras especies costeras de medusas (los ejemplares de Pelagia noctiluca están todo el año en aguas oceánicas, apunta Gili), «aparecen normalmente sólo unos dos o tres meses que suelen coincidir con el periodo de verano y de baño».

Este año llegaron antes «debido también al incremento de temperatura anómalo y muy alto del agua del mar», apunta este experto.

El Instituto de Ciencias del Mar tiene previsto llevar a cabo durante el mes de febrero de 2018 una campaña oceanográfica que les ayudará a comprobar «si este adelanto e incremento de las temperaturas se vuelve a producir, con lo que afectaría a la llegada de medusas durante los meses de verano», informa el biólogo marino.

Si la temperatura del agua no vuelve a los valores normales, «esto llevaría a hipotetizar que el año 2016 fue un año especialmente anómalo en cuanto a la temperatura del mar».

«Se confirmaría un claro impacto del incremento de la temperatura global sobre las poblaciones de medusas y su afectación a nivel de playas», concluye Josep Maria Gili.