El faro de Barbaria, en su soledad en el acantilado, sin árboles que rivalicen con su verticalidad, recuerda a una prueba de visión en la que había que enfocar a un faro en la lejanía. Incluso la línea de la recta carretera que conduce hasta él contribuye a esa sensación de paisaje de configuración perfecta. Es uno de los faros más modernos de Balears, lo que es fácil de deducir observando que no cuenta con ninguna edificación anexa en la que pudieran haber vivido los fareros. El faro de es Cap de Barbaria, que en noviembre cumple 45 años, fue diseñado ya, al igual que el de es Moscarter y el de na Bleda Plana, para funcionar automáticamente.

La linterna funciona con energía fotovoltaica. Foto: Joan Costa

Su construcción, sin embargo, cuenta con azarosa historia, ya que antes del Plan de Mejora del Alumbrado de 1967, en el que se revisó la situación de las señales marítimas del país y por el que se levantaron los faros más modernos de las islas, ya hacía décadas que se hablaba de edificar un faro en el cabo más meridional de Balears. De hecho, en 1924 se aprobó un proyecto que cayó en el olvido y que sólo se recuperó en el año 62, cuando la prohibición de que grandes buques cruzaran el paso de es Freus hizo conveniente contar con una luz en la zona sur de las islas, donde no se alcanzaban a ver las señales de es Vedrà, la Mola o los islotes de s´illa des Porcs y es Penjats. Pero no fue con el plan de mejora y el proyecto de construcción de nuevos faros que el proyecto de una farola para es Cap de Barbaria se hizo realidad. La obra de la torre, cilíndrica, de 19 metros de altura y tres de diámetro, comenzó en octubre de 1970 y los trabajos finalizaron un año después. Costó unos ocho millones de pesetas.

Las escaleras de caracol del faro. Foto: Joan Costa

En su interior apenas hay algo más que una escalera de caracol, que conduce al equipo que lo mantiene en funcionamiento, y los últimos peldaños metálicos hacia la impresionante óptica, que sorprende por la pequeña bombilla que el juego de cristales precisa para emitir una luz tan potente que puede ser visible a 18 millas de distancia. Desde el balcón que rodea la cúpula del faro se observa la seca planicie de es Cap de Barbaria, la recta carretera y la torre de vigilancia del mismo nombre, situada al noreste, así como uno de los atardeceres más fascinantes de las Pitiusas.

En la web farsdebalears.org, de la Autoridad Portuaria, pueden leerse los datos más técnicos de esta señal luminosa, y se explica que está automatizado mediante válvula solar, con una óptica giratoria catadióptrica y mezcladores Dalen de gas acetilano. Y que, concretamente, se inauguró el 15 de junio de 1972. Ya en 1995, se instalaron nuevos equipos de energía fotovoltaica, pero conserva la óptica original.

El faro del sur, con el número internacional E-0251, es el punto más cercano a las costas africanas, antaño conocidas como costas bárbaras, lo que probablemente diera su nombre al cabo en el que se asienta, con un litoral acantilado que hace que la torre se halle a 78 metros sobre el nivel del mar. Su luz blanca ofrece destellos cada 15 segundos.