La tercera y última etapa de esta vuelta a nado solidaria a Formentera sufrió cambios en su recorrido debido al fuerte viento de levante. Los nadadores sólo recorrieron una milla desde Cala Saona, una travesía corta, y luego se desplazaron en barco hasta Cavall d´en Borràs, en el Parque Natural de Ses Salines. El sábado, durante la segunda etapa, también se produjeron cambios en el trayecto por la presencia de medusas y por el viento, aunque sopló con menos intensidad.

240 participantes han formado parte en la XVII edición de esta prueba, el máximo que les permite la embarcación que usan para trasladarse de una playa a otra. Se ha convertido en un evento consolidado y reconocido; tanto es así, que las plazas se agotaron en 11 horas una vez se abrió la inscripción. «Formentera es un lugar turístico, muy atractivo, que convierte [la vuelta] en una experiencia muy jugosa. Por un lado no hay muchas iniciativas parecidas, en las que se da a conocer la enfermedad, y por otro, se realiza en un entorno privilegiado y el ambiente es muy alegre y festivo» , comentó Neus Fernández, voluntaria de comunicación de la Fundación Respiralia.

Cuatro de los nadadores de esta edición padecen fibrosis quística, incluso uno de ellos, Elio, ha viajado desde Italia con un grupo de amigos. No es el único extranjero que ha participado. Aunque la mayoría son peninsulares, pertenecientes a grupos de natación, algunos se han trasladado desde Reino Unido y Francia. La franja de edad, que se sitúan en torno a los treinta años, ha ido subiendo desde las primeras ediciones, ya que hay mucha fidelización y repiten bastantes nadadores.

El objetivo de esta iniciativa, organizado por la Fundación Respiralia y la Asociación balear contra la fibrosis quística, es «dar a conocer esta enfermedad entre la gente no diagnosticada y que, gracias a estos eventos, podamos llegar a más hogares, propagar nuestro mensaje y divulgar los síntomas para que puedan ir directamente al médico todos aquellos que piensen que puedan padecer esta enfermedad», explicó Carlos Pons, gerente de la Fundación.

Esta afección la sufren uno de cada 6.400 niños nacidos y afecta a la capacidad respiratoria -dificulta la expulsión de las mucosas-, al aparato digestivo e incluso a la capacidad reproductora del enfermo.

La inscripción para participar en la vuelta, que cuesta 140 euros, se destina en general al fondo de la Fundación, aunque cada año intentan establecer un objetivo concreto. Neus Fernández explicó que esta recaudación se dedicará principalmente a fisioterapia y entrenamiento físico individualizado para los enfermos, como la natación, ya que el deporte es muy bueno para ellos.

Esta vuelta se inició gracias al fisioterapeuta Pere Galiana en 1999. Él conocía esta afección, ya que trabajaba de cerca con personas que la padecían, y en un intento por dar a conocer la enfermedad, se le ocurrió recorrer a nado Formentera solo, únicamente con el apoyo de su hermana, que le acompañaba en una moto de agua. A partir de entonces, la gente se fue uniendo hasta el día de hoy, que la prueba ha superado el máximo de participantes.

«Ha sido una edición muy positiva, con mucho sentimiento de colaboración con los chavales que padecen fibrosis quística. Hemos nadado mucho, que es lo importante, y al final creo que todos se han ido muy contentos», concluyó Carlos Pons.