­Cuando un arqueólogo mueve una piedra y encuentra indicios de que debajo puede haber algo más que tierra se abre una puerta al misterio, a la investigación y a la historia. Y casi al mismo tiempo le surgen un montón de preguntas que intenta responder aplicando métodos científicos.

Eso es lo que les está pasando a los miembros del equipo de arqueólogos, dirigidos por el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Niza, Ricardo González, y por la investigadora asociada a esa universidad Katia Schöle, responsable de las colecciones, investigaciones y desarrollo del Museo de Mougins (en Cannes, Francia), con la excavación del fortín de Can Blai que data del bajo imperio romano, siglo IV, y en el que empezaron a trabajar en 2013. Estos restos se encuentran a la altura del kilómetro 10 de la carretera principal, de la Savina a la Mola.

El pasado año, cuando terminaban la campaña de documentación del yacimiento, Katia Schöle utilizó su olfato y su intuición científica para descubrir, en el entorno, varias estructuras que podrían ser contemporáneas a esa instalación de defensa.

Entonces ya detectó que una de ellas podía ser una cisterna que utilizaban los miembros de la guarnición. Y eso es lo que están haciendo estos días, excavando, sacando pacientemente tierra a espuertas para desenterrar restos de historia.

Ricardo González explicó a este periódico que los trabajos que realizan se centran en esa cisterna tras comprobar que «el módulo de piedra utilizado en esta construcción es el mismo que el de Can Blai, que se hizo con unos 400 metros cúbicos de piedras extraídos de una cantera cercana situada en es Carnatge», tal y como comprobó el pasado año el profesor de Geología de la Universidad de Reims Gilles Fronteau.

En esta excavación colaboran además del Consell de Formentera y el Museo de Arqueología de Ibiza y Formentera, la Fundación Abel Matutes así como las respectivas universidades en donde trabajan los investigadores, la Casa de Velázquez y el Museo de Mougins. González explica que el objetivo es ahora documentar las estructuras del entorno de Can Blai, en donde han encontrado además de la citada cisterna, una posible sepultura y una estructura rectangular que podría haber sido un alojamiento.

González detalla: «Vamos a documentar todo esto para que el Consell tenga constancia de lo que hay». Además de la cisterna, entre los 9 arqueólogos desplazados hay un equipo que trabaja en las canteras de donde salieron las piedras de marès del fortín. En este caso están adecentando el entono y realizando las correspondientes planimetrías.